UNICAJA 58 - PANATHINAIKOS 76

El Panathinaikos destroza en Málaga a un Unicaja abucheado

Nueva derrota del Unicaja ante un Panathinaikos que no apretó. Horrible partido de los malagueños que solo anotaron siete puntos en el primer cuarto. Bronca de la afición.

Málaga
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El Panathinaikos no necesitó esforzarse lo más mínimo para desnudar a un Unicaja que sigue en liquidación por derribo. Con dos victorias y siete derrotas tiene casi imposible promocionar a los cuartos de final. El primer cuarto malagueño fue sencillamente bochornoso e impresentable. Solo anotó siete puntos (cuatro de Fran Vázquez y un triple de Kuzminskas). En un suspiro se pasó del 2-6 al 4-12, al 4-20 y al 7-26 con el que se llegó al minuto 10. Unicaja era un pelele sin tensión y el público, muy enfadado. Normal.

Las cosas mejoraron un poco en el segundo acto. El muñeco se sostenía por el talento y la garra de Kuzminskas que acumulaba 12 puntos y 14 de valoración. Solo él salvaba el ridículo. El marcador llegó a maquillarse hasta un 25-36. Agua. Panathinaikos ni pestañeaba. El talento a cuenta gotas de Diamantidis, las ganas que pone James Gist cuando se enfrenta con su exequipo, el arte de Calathes y el acierto de Williams mantuvieron las barreras. Se llegó al descanso con 27-42 y la sensación de que el coloso ateniense no sudaba. ¡Tan fácil lo veía!

El tercer cuarto arrancó con un parcial de 0-8. Más brecha (27-50). La enorme figura de Kuzminskas y la voluntad (y poco más) del tosco pero honrado Jack Cooley evitaban una catástrofe descomunal. Unicaja era un muñeco en manos de un rival sosegado que permitía los destellos de calidad del gran Diamantidis en la temporada de su adiós. Es tal la sensación de brazos caídos que Joan Plaza ni parece molestarse en montar broncas televisivas en los tiempos muertos. La broma iba por el 39-60 en el minuto 27. Se llegó al minuto 30 con 46-64.

La recta final fue una agonía. El PAO se lo tomó en plan paseo y Unicaja en una línea de indolencia inaguantable. La relajación del rival hizo que Jackson, individualista y poco sacrificado, maquillase sus estadísticas. Y Kuzminskas, para no variar, acumulando sus poco más de veinte minutos de siempre. El marcador terminó hasta un edulcorado 58-76. Bronca en el Carpena y alguna pancarta de ¡Plaza dimisión! Malos tiempos. Muy malos.