WOLVES 100-NUGGETS 112

Los Wolves de Ricky Rubio se hunden: 8 partidos, 7 derrotas

Después de haber estado 8-8, los Wolves marchan 9-15 y son un desastre en casa: 3-10. Los Nuggets les ganaron sin problemas. Ricky, correcto: 13 puntos y 9 asistencias.

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En las últimas diez temporadas, el mayor éxito de los Timberwolves, que no juegan playoffs desde 2004, es ganar 40 partidos (40-42 en la 2013-14). No hay otro equipo que vea tan lejos las eliminatorias por el título (los Kings las jugaron en 2006) y pocos más con menos atractivos para los jugadores que quedan libres en el mercado: ni el clima de la ciudad ni la recesión eterna de la franquicia acompañan. Sin embargo, el último verano contagió algo de calor a la mortecina línea vital de los Wolves, que se propulsaron definitivamente a la era post Love (un remake finalmente nada conseguido de la era Garnett) cuando a la llegada de Andrew Wiggins un año antes se sumó la de Karl-Anthony Towns. Los dos últimos números 1 de draft y dos valores insultantemente jóvenes de los que se esperan cosas especiales. Juntos. En Minnesota. Y al lado de Ricky Rubio, LaVine, Muhammad, Dieng… y con Kevin Garnett como mentor. Desde luego era pronto para abrir la narrativa del regreso a los playoffs. Pero era un año especial, ¿no? Pues parece que no.

Porque los Wolves empiezan a parecer otra vez lo que han sido en los últimos años: un equipo atractivo (esta vez especialmente) y divertido en el inicio de curso, un desastre disfuncional y perdedor después. Ni siquiera ha servido un brillante arranque (8-8, ahora 9-15) que incluyó (queda lejísimos) victorias en Miami, Atlanta y Chicago. Ahora, los Wolves han perdido siete de sus últimos ocho partidos, en una racha en la que su defensa ha desaparecido de las pistas y en la que estaban encajando 109 puntos por noche, cifra que no mejoró ante Denver Nuggets (100-112). Sólo los Lakers y los Sixers son peores como locales (3-10 ya) y de repente esos playoffs del Oeste que seguramente nunca estuvieron a tiro están ahora a casi dos partidos de distancia. La barrera la marcan, y parece increíble, estos Nuggets que ganaron en el Target Center y que después de perder ocho partidos seguidos han ganado cinco de seis. Y están 11-14, justo cuando han estado jugando sin su rookie estrella, ese Mudiay que empezó fuerte y fue perdiendo fuelle antes de su lesión. Esto demuestra dos cosas: que el Oeste por ahora está mucho más barato de lo previsto y que Michael Malone, al que hace justo un año los Kings despidieron sin ningún motivo, es un excelente entrenador.

Sam Mitchell, que se está haciendo un lío tremendo (ni defensa ni rotaciones lógicas) es uno de esos entrenadores que parecen pertenecer a otra época de la NBA. Ni siquiera parece un tutor muy adecuado para los jóvenes talentos de los Wolves. Después de esta última derrota, se limitó a decir que podría haber cambios en el quinteto, que había sido la derrota más dolorosa de la temporada y que era distinto jugar al baloncesto que JUGAR al baloncesto. En fin.

Para colmo, a los Wolves les acribilló Randy Foye, un ex de la casa que nunca fue todo lo que podría haber sido pero que (32 años) es un profesional intachable que puede anotar con fluidez antes defensas débiles. Incluso bordarlo cuando no hay literalmente ninguna defensa enfrente: anotó 19 puntos, 17 en el segundo cuarto sin fallos en el tiro y con un 5/5 en triples (el último para poner la máxima ventaja: 41-58). Entre el segundo y el tercer parcial, los Nuggets anotaron 25 de sus 38 lanzamientos, con los Wolves desaparecidos y sin más respuesta que una buena racha anotadora de LaVine. Nada más ante un rival que está encajando piezas: 15 puntos de Gallinari, 19 con 10 rebotes de un bastante recuperado Faried y 14 (con 7 rebotes y 5 asistencias) de Will Barton, aspirante ahora mismo tanto a Mejor Sexto Hombre como a Jugador Más Mejorado.

En Los Wolves, en cambio, todo se derrumba. Towns sumó 18 puntos y 6 rebotes pero sólo tiró siete veces a canasta, invisible muchas veces en los ¿sistemas? De Mitchell. Wiggins metió 23 puntos, LaVine 20 y Ricky Rubio 13. El base español tuvo un buen día en el tiro para sus estándares de los últimos partidos (3/6 con un 2/3 en triples y 5/6 en tiros libres) y sumó 9 asistencias y 4 rebotes. Pero no gestiona un ataque que ahora mismo parece imposible de gestionar. Y no por su culpa. Ni por la de Wiggins. Ni por la de Towns. Y, con todo, el mayor problema de los Wolves está en la defensa. O más bien en que ahora mismo todo parecen problemas.