REAL MADRID 85 - GRAN CANARIA 68

El Madrid alarga su racha en la Liga: nueve victorias seguidas

Ayón, los Sergios y Taylor lideraron el triunfo del equipo blanco, que encara con buenas sensaciones el crucial duelo de la Euroliga ante el Estrasburgo.

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ACB

El Madrid batalla entresemana en la Euroliga con el corazón desbocado, pero en la ACB va con el piloto automático. Rumbo bajo control. Novena victoria liguera consecutiva ante un Herbalife Gran Canaria negado en el tiro. Bien Ayón y bien los Sergios; y minutos para Doncic, Willy y el debutante Ndour. Taylor aprovechó para destaparse en ataque: 17 tantos en 19 minutos.

La primera parte nos dejó a un Madrid de batuta intermitente, que se rehízo bien a la veloz zambullida del Granca con un parcial de 15-2. Llull acaparaba tiros con éxito y Ayón seguía en modo MVP. Rebotes, robos y asistencias para lanzar a su equipo: 21-13. Pero los de Aíto reaccionaron y unos pasos pitados a Carroll y una falta posterior reclamada en el triple sobre la bocina del primer cuarto (nada clara) incendiaron al de Wyoming. Protesta y ligero empujón al árbitro, a Sánchez Monserrat, que le expulsó tras una doble técnica.

Pasada de frenada del escolta que metió al Real en un bajón anímico. En plena tribulación local (diez balones extraviados al descanso), el Gran Canaria, con Pablo Aguilar batiendo a Thompkins, se puso arriba: 27-31. Abortaba las carreras blancas y lo hacía casi todo bien. Casi todo menos lanzar a canasta, y en el baloncesto no es un detalle menor (6 de 34 en triples).

Sergio, Doncic, Taylor, Ndour y Willy recobraban el mando. Los bajitos conectaban con Hernangómez y Taylor tiraba de poderío para forzar faltas (39-37). La reanudación cogió en frío a ambos equipos, quizá con la cabeza en el carrusel de viajes que les espera para cerrar el año. Minutos esperpento, podríamos llamarlos. De fallo en fallo y tiro porque me toca hasta que Sergio agarró el duelo y lo llevó a su terreno, al del talento. Amarras soltadas: 53-41.

La defensa del Madrid se imponía, el muro era ya demasiado alto incluso para las torres amarillas. Los visitantes marraban diez de sus once primeros lanzamientos en el tercer cuarto. Taylor se acomodaba mientras la ofuscación crecía en el enemigo. Un vuelo con mate por aquí, una entrada por allá, un triplito y mucho tino desde la personal (8 de 10). Físico difícil de detener al ‘tres’, como el de un Maciulis más suelto en ataque. La jornada se cerró con un taponazo de Ndour (2,23 de envergadura y casi 2,80 con los brazos levantados) para que Doncic se colgara del aro a la carrera. Paulí respondió con un mate de concurso. Pique de jóvenes, broche colorista.