GRIZZLIES 99-HORNETS 123

Grizzlies en peligro de extinción

Marc Gasol y sus Grizzlies encajan su cuarta derrota en casa por al menos 20 puntos ante unos Hornets que llegaron a bailarles. Innegable aroma a crisis en Tennessee.

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En la entrada del vestuario de los Grizzlies en su FedEx Forum está escrito este mensaje: “Sea lo que sea lo que tienes que hacer, encuentra siempre una excusa para ganar”. Fue el regalo de un miembro de los cuerpos de elite del ejército estadounidense y durante años ha sido metáfora del orgullo de este equipo y de la creación de un estilo: el grit and grind, baloncesto de defensa y energía física, de movimientos lentos pero titánicos y juego de pívots. Baloncesto de guerra y de vieja escuela, sobre todo en ese FedEx rebautizado como Grindhouse que ahora se funde al negro: “Nuestro estilo está desapareciendo. El sello era nuestra energía defensiva y ya no podemos decir que cada noche ponemos en pista ese grit and grind”. Los osos que se mudaron de Vancouver a Memphis y que emergieron como aspirantes en el corazón de Tennessee… ¿en peligro de extinción? A ver.

Estos son los hechos: tras la debacle ante los Hornets (99-123), Memphis Grizzlies ha perdido ya once partidos (13-11), casi un mes antes que la temporada pasada. Y eso contando con unas cuantas victorias milagrosas. Las dos últimas, sobre la bocina: mate en alley-oop de Green y triple desde el medio campo de Barnes. Dos contra equipos del montón (Suns y Pistons) y a las que hay que sumar otra con canasta casi imposible de Randolph ante los Blazers. Otro equipo que no debería estar en el nivel de los Grizzlies. Pero este es el verdadero nivel actual de los Grizzlies: sólo 7-6 en su pista, donde han encajado ya cuatro derrotas por al menos 20 puntos, las tres últimas casi seguidas (Spurs, Thunder, Hornets). En total, ocho partidos perdidos por al menos 15 puntos. Y una defensa que está entre las seis o siete peores de la NBA por puntos encajados (101,3 por 96 anotados) y por rating. Su producción defensiva es la peor desde 2009, la última versión del equipo que no jugó playoffs. ¿Grit and grind? Ni rastro.

Batum y Kemba Walker se divierten

Por el contrario, los Hornets son un proyecto feliz que marcha 14-8 con convicción y estilo. Y eso sin Al Jefferson (ahora lesionado y sancionado) y sin Kidd-Gilchrist, que cayó antes del inicio del curso para toda (¿casi toda?) la temporada. Los de Carolina han cantado bingo en el último mercado (Batum, Lin, Lamb) y han añadido un montón de puntos y de tiro exterior a lo que ya tenían. Puntos y tiro exterior: lo que no hay manera de que consigan los Grizzlies, que siguen enredados en sus males endémicos. Aportación inestable de los exteriores, pocas muñecas para acompañar a Randolph y Marc Gasol. Esta vez, 7/20 en triples. Sólo los Nets meten menos por partido y en total suman 127. Stephen Curry ha metido ya 125. El solo. Y lo que no avanza, retrocede. Y Tony Allen tiene 33 años y Randolph, 34. Y Conley acaba contrato en junio… Y ya se cuestiona a Joerger y se fantasea con traspasos salvadores que enderecen una temporada con aroma a naufragio. Pero, ¿qué pueden ofrecer los Grizzlies en una negociación de forma realista y sin reventar sus puntos de apoyo básicos? Muy poca cosa.

Esta derrota, otra humillación ante un público que todavía no se queja demasiado, más sorprendido que otra cosa, fue especialmente dolorosa. Los Hornets están a pleno rendimiento pero no son ni los Spurs, ni los Thunder ni desde luego esos Cavs que les abrasaron en el arranque de la temporada (76-106). Y los osos empezaron anotando todo lo que tiraban: 11-0 y 22-8 a mitad del primer cuarto. ¿En el ecuador del tercero? 62-79. Esa es la cuenta en medio partido: 40-71 en plena lluvia de triples de Kemba Walker y un Batum que tostó a todo el que le defendió: Allen, Jeff Green, Matt Barnes… Los Grizzlies, quién lo hubiera imaginado, dejan tirar cómodo (esta vez 50% en tiros, 48% en triples) a cualquier rival. Apenas defienden el pick and roll y casi siempre se quedan cortos. Sin stops en defensa, no tienen suficiente potencia de fuego. Los citados Walker (33 puntos, 5 rebotes y 6 asistencias) y Batum (20 puntos) combinaron un 10/16 en triples y lideraron una carga que, antes de la misericordia final, llegó hasta un 86-117. Terrible. Lin metió 16 puntos, Lamb 10 y el rookie Kaminsky 15 con 6 rebotes.

En la lona, los Grizzlies dejaron de jugar en cuanto se les puso el partido cuesta arriba y ya sólo gesticularon. Indefensos, encajaron golpes como un boxeador sonado. Ni Conley (16 puntos, 4 asistencias) ni Randolph (13+7 rebotes) están cerca de su mejor versión. Tampoco lo está, ni mucho menos, Marc Gasol, con todo el mejor de su equipo: 17 puntos, 9 rebotes y 5 asistencias. Pero con cierto aire a estar sin estar del todo que él mismo reconoce: “No sé qué pasa. Ojalá pudiera explicarlo, pero no sé. Es frustrante. No nos salen las cosas y no hay excusas. Nadie va a venir a rescatarnos. Sólo nosotros podemos salir del hoyo en el que nos estamos metiendo”. Sólo ellos, estos osos sobre los que sobrevuela la extinción. ¿Queda tiempo para un volantazo? Sí ¿Parece este equipo capaz de dar uno lo suficientemente grande como para recuperar la relevancia en el Oeste de cara a los playoffs? Ahora mismo no, ni muchísimo menos. Pero precisamente cuando sobrevuela la extinción aparece muchas veces el instinto de supervivencia. Eso queda, la pulsión atávica de un equipo que lleva un lustro compitiendo a fuego. El resto, ahora mismo, es un solar.