MADRID 80 - EFES 71 (1-0)

Rivers tranquiliza al Madrid y deja el triunfo en el Palacio

Gran segundo tiempo del equipo blanco, que llegó a perder por 11. Rivers resultó decisivo con 21 puntos y 6/7 en triples. Gran actuación de la pareja Reyes-Ayón.

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EUROLEAGUE

Valen los tópicos para situar este primer Madrid-Efes: no hay enemigo pequeño, y menos en cuartos, y los partidos duran 40 minutos. Así, a modo de boceto, intuirán por dónde se enredó el Madrid y también que supo sacar la cabeza a tiempo. Se bloqueó, donde no suele, en ataque, pero KC Rivers le dio fuerza al principio y, luego, tranquilidad para resolver. Se la dio una actuación completa, como casi siempre, y una zurda calibrada como nunca: 6 de 7 en triples, 21 puntos, y otra vez poderoso en el rebote (5).

Embocó tres dianas seguidas para el 59-51. El Madrid sellaba la remontada. De perder por 11 a vencer por 8 tras un parcial de 32-13. Junto a Rivers, actuación soberbia de Ayón (14 puntos, 10 rebotes, 4 robos y 29 de valoración). Pareja perfecta de Reyes, otro de los que sacaron nota. Tanto Rivers como Ayón firmaron su mejor actuación de blanco. Fue un triunfo sufrido, trabajadísimo. No se engañen por la máxima, por ese 80-65.

Afirmaba el Zorro Ivkovic en la previa que el Efes venía sin presión, pero que al Madrid se le podía subir a la garganta. La presión, decimos. Y no sabemos si algo de eso hubo, pero vimos a un equipo turco centrado y alegre, sin dudas. Enfrente, un Madrid abotargado. Lento de mente. Con el gesto torcido de Rudy, quizá por la espalda, quizá por el día aciago en el lanzamiento (falló los cuatro primeros triples que intentó). Veinte tiros de campo errados por su equipo al descanso (10 de 30) y cuatro asistencias menos que el rival. Atasco en la calle Goya. Apenas el empuje de Ayón y el acierto de Rivers (dos triples de inicio, uno con falta adicional).

Laso reclamaba en un tiempo muerto que sus jugadores se pasaran el balón; no lo hacían. Sin circulación y sin equilibrio dentro-fuera. Demasiados intentos de tres en situación forzada, sin mover a los jugadores del Efes, lo que llevaba a extraviar más balones de la cuenta ante una defensa asentada, muy cómoda.

Saric las metía de colores, Cedi Osman mostraba fogonazos de clase infinita, Draper y Lasme hacían el trabajo sucio y Heurtel rompía con su dribling y visión (11 asistencias). Un dato clave: Reyes estaba en el banco con dos faltas. Torpedo a la línea de flotación interior.

Pero tocaron a zafarrancho, el del tercer cuarto, cuando el Madrid se suele relamer, y la garganta se liberó. Poco después el Real se había zampado al Efes. Neutralizaba ocho puntos en contra en cuatro minutos. Arrancaba el ventilador, las aspas que aireaban el balón y lo movían de la pintura al perímetro con criterio. Rudy seguía forzando en exceso, acarreaba la bola, aunque su aportación global siempre termina en clave positiva. Al tiempo, Reyes y Ayón mordían el aro, entendimiento perfecto en ambas zonas, y Rivers andaba a su vera con el visor calibrado. Victoria, y en el partido más importante, el primero. Lo dice la historia y el tópico.