BARCELONA 82 - GALATASARAY 70

Un Barça raro, un triunfo clave

El equipo de Pascual bate su récord de triples en Euroliga (16) y gana en un partido irregular liderado por Tomic y Satoransky. La derrota del Maccabi, otra buena noticia.

0

El Barcelona ganó un partido que tenía que ganar. Correcto. Sumó una ventaja (+12) no decisiva pero sí interesante ante un rival directo que queda ya a dos partidos (4-3 por 2-5). Correcto. Y además el Alba Berlín ganó en Tel-Aviv así que si el Barcelona gana en su próximo partido en el Palau a los alemanes (no digamos si recupera el -10 de average particular) no sólo tendrá ya cerca los cuartos sino que seguirá en la lucha por la ventaja de campo en el cruce (5-2 ahora un Maccabi que tiene que visitar Barcelona con un mínimo +2 a su favor). Correcto también. Desde cualquier punto de vista práctico, fue una jornada saludable para el equipo de Xavi Pascual, que ha llevado al Top-16 su malandar liguero: bien en casa (4-0), horrible fuera (0-3).

Como el triunfo era innegociable, la tentación es no fijarse en las sensaciones. Pero estas no fueron buenas, otra vez. O sólo fueron buenas a ratos: otra vez. El Palau estuvo frío y el Barcelona irregular, poco automatizado y sin demasiado fuelle a una semana de la Copa, a la que llegará con dudas y de la que veremos cómo sale. Para bien o para mal. El equipo está ahora mismo ciclotímico, asonante y arrítmico. Y demasiado fiado del tiro exterior: batió su récord de triples en un partido de Euroliga (16 con un brillante 16/32). Anotó más de tres que de dos (15/33) y sólo lanzó 5 tiros libres por los 17 del Galatasaray. Jugó un buen primer tiempo rematado por un casi excelente segundo cuarto (parcial de 30-19, 52-39 total) pero dejó después que un Galatasaray bajo mínimos (con Arroyo lesionado otra vez y Micov tocado) le llevara a un 68-65 en el minuto 33. El Barcelona anotó 30 puntos en el segundo cuarto y 30 en todo el segundo tiempo. Sólo gestionó bien el rebote en ese buen segundo parcial y concedió en el resto del partido una catarata de segundas opciones a un rival que vivió de eso (14 rebotes de Young, 5 en ataque) y de la muñeca gélida (también para lo bueno y para lo malo) de Erceg. Con eso y un estirón de Gonlum le valió al equipo de Ataman para meter miedo a pesar de ser muy inferior. Mala cosa.

La radiografía del Barcelona es confusa. Su único valor estable es Ante Tomic, que lleva 15 partidos de Euroliga seguidos sumando más de 10 en valoración. Esta vez 22 con 12 puntos, 9 rebotes, 5 asistencias y dos canastas en ese momento de máxima presión en el último cuarto. Se sumó con dos triples (76-68) un Satoransky cargado de una vitalidad que necesita este equipo como el comer: 17 puntos, 3 robos, 4 asistencias… y casi 30 minutos en pista por los poco más de 10 de un Marcelinho agotado, al que le ha extraviado el timing competitivo la carga de minutos a la que le han llevado las ausencias de Oleson y Navarro. De ellos, el primero ha vuelto sin volver y el segundo calentó motores en el segundo cuarto (3 triples, 11 puntos totales). Con Jackson fuera de la rotación esta vez y Thomas deprimido desde el paso por el Palacio, la crecida de ese torrente que es Satoransky es desde luego una excelente noticia para el Barcelona.

Por dentro y más allá de Tomic, el Barcelona por fin ganó la guerra de ala-pívots con un buen Doellman (esta vez sus números sí tuvieron peso) y un Nachbar que ha salido de su hibernación: 15 puntos, 10/13 en triples en sus dos últimos partidos. El problema, y más con Lampe lesionado, está en Pleiss, el jugador de la triste figura. Poco más de 9 minutos en pista, lo justo para que Tomic recuperara el resuello, y apenas dos puntos (dos tiros libres) y dos rebotes… por dos pérdidas, tres faltas y -1 de valoración.

Cabizbajo, casi asustado, sin tensión y sin confianza y rastrillado esta vez por los músculos de Young. Transparente en ataque, intrascendente en defensa. Ahora mismo, el alemán es un agujero negro donde tendría que haber un salto cualitativo. Al menos, tal y como el Barcelona confeccionó su rotación y eligió un jugador de su perfil en lugar de apostar por ese pegamento defensivo que ahora se echa tanto en falta. Tanto. Cuesta saber ahora si el Barça se encamina a tiempos todavía más difíciles o si está vadeando un tramo complicado de la temporada (las lesiones…) y volverá a ser el equipo enorme que podría ser pero que ahora mismo no es. Mientras resuelve eso (la Copa, próxima parada) tiene que ganar pequeñas batallas que le mantengan vivo en las guerras. Este partido ante el Galatasaray era una de ellas… y la ganó. Objetivo cumplido, al menos.