N. Novgorod 98 - Real Madrid 101

El Madrid sufre otra vez pese a irse hasta los 101 puntos

El equipo blanco sella su billete al Top-16 con el tercer triunfo a domicilio. Los Sergios y Nocioni, los mejores. Rodríguez hizo 19 puntos y 25 de valoración y Llull 10 y 8 asistencias.

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A estas alturas de temporada no esperen volantazos. Todo sigue una línea trazada sin cambios bruscos pero quemando etapas. Como la clasificación ya matemática para el Top-16. Si el Madrid venía defendiendo regular, lo normal es que no hubiera milagro en Nizhni Nóvgorod, en su partido 342 a domicilio en la historia de la Copa de Europa. Si arrastraba problemas para sujetar en el uno contra al rival, era de esperar que se repitieran. Y más ante el base Taylor Rochestie, ex del Baskonia y máximo anotador de la Euroliga. Junto a él unos compañeros con potencial ofensivo, muy peligrosos desde la línea de tres (14 de 27 en el partido). Tanto que el Madrid rebasó la barrera de los cien puntos por tercera vez en esta fase y casi pierde: 98-101.

Llegar a los tres dígitos de anotación en el baloncesto FIBA y perder está al alcance de muy pocos, y ahí el Madrid también rompe moldes. Pero ganó. Y ganó entre otras cosas porque se manejó muy bien en los minutos finales. Le benefició la lesión de Rochestie (22 puntos, 8 asistencias y +7 con él en pista para el Nizhny) y la quinta falta de Trey Thompkins, de quien he escuchado decir que es un LaMarcus Aldridge a la europea. Pasada de frenada, cierto, pero por ahí puede ir algún tiro.

Los blancos caían 60-53 en el tercer cuarto y 83-80 ya en el último. Siempre con el gancho, tratando de no perder el rebufo de un Nizhny Novgorod inspiradísimo. Mucho mérito suyo, sin perdonar los tiros liberados y unos cuantos que no lo eran. La otra parte del cargo iba a cuenta del Real, que facilitaba canastas sencillas en su zona. Muchas, con los pívots algo aturdidos. Las rotaciones no ayudan a veces a eso. Entre lo uno y lo otro, el líder de la VTB daba el estirón. Buen trabajo también del armario Parakhouski y de Kinsey. Los rusos trataron de alterar el pulso blanco, de cortarle el ritmo ofensivo con una defensa en zona, con alternancias (15-7). La tara del Madrid no estaba ahí y su cadencia ofensiva pronto fue la de siempre. Con las argucias locales al descubierto, el partido mudó a un cara a cara de baloncesto de ataque, donde el Nizhny pasó de golpear más duro a perder pujanza.

El Madrid volvería a jugársela en el tramo vital, como en sus tres salidas anteriores en esta Euroliga. Atrás quedaba un muy buen segundo cuarto de Sergio Rodríguez con cositas de Mejri y un tercero pletórico de Bourousis, que se entendió bien con Rudy. Perfectos en el dos contra dos (13 tantos en siete minutos del griego).

Laso puso para el desenlace un quinteto habitual en los finales de partido, es decir, bajitos jugones: Sergio, Llull, Rudy, Nocioni y Reyes. Y los Sergios asumieron el mando con la labor impagable de Nocioni. Brillantísimo Rodríguez, letal en las penetraciones y muy atento para recuperar hasta tres balones. Diferencial. Guió un parcial de 0-8 que a la postre resultó decisivo: 83-88. Un 3+1 de Semen Antonov (cada uno se llama como quiere) mantenía viva la llama de la esperanza local. Decidieron los tiros libres, 9 seguidos en 60 segundos (seis de Llull y tres de Reyes, que falló el último). 35 de 41 en todo el partido y 19 de 19 en los últimos 6:29. Desde la personal también se ganan batallas. Queda claro, aunque Rochestie perdió la suya. Regresó a pista lesionado sólo para lanzar dos tiros libres. Los metió, quedaban 39 segundos, pero como no podía ni moverse tuvo que hacer falta a Llull. El tiro libre por la culata.