REAL MADRID 80 - ZALGIRIS 71

Reyes, el mejor del Madrid en otro susto ante un buen Zalgiris

El equipo lituano mandó en el primer tiempo y no se descolgó nunca. Partido discreto del Madrid, aunque supo cambiar el ritmo en el tercer cuarto. Jugó Slaughter.

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Hace seis meses, en el cierre del Top-16, el Madrid caía en Kaunas (87-80) y algunas voces afirmaban que la derrota era para elegir rival, para enfrentarse en cuartos al Olympiacos, entonces vigente campeón de Europa, y esquivar al Panathinaikos (?). Ahora, recibía al Zalgiris para abrir la Euroliga y la sombra de la derrota persiguió de nuevo a los blancos. Pero esta vez no había rival que elegir. Entonces, tampoco. Esa es la realidad. Todo es más simple: en la élite, la falta de tensión, concentración y un mal día te pone a los pies de los caballos frente a cualquiera. También frente al Zalgiris, que es un grande aunque ande en etapa valle y tiene callo de ganar, al menos en su país.

Como quien dice, el campeón lituano había aterrizado en Barajas atándose las zapatillas. Un avería en su avión le obligó a retrasar el viaje, a dormir en Lituania y a llegar horas antes del encuentro a Madrid. En la pista vimos más adrenalina por el caótico desplazamiento que cansancio. Mucha energía y mucho protagonismo de los jóvenes, de los bases, de Lekavicius y de Kariniauskas, que causaron una gran impresión (el timonel titular, Wayns, ha rescindido el contrato por lesión). Y protagonismo de un James Anderson que puede ponerse las botas en esta Euroliga (19 puntos). Viene de promediar 14,1 en los Sixers y a este lado del Atlántico ya acapara focos.

El plan del Zalgiris, de sus técnicos (Krapikas y Jasikevicius), era sencillo: que el Madrid no corriera. No perder balones, sobre todo, y ponerle las cosas difíciles atrás, rebotear. Y en ataque, al aro con decisión moviendo a Ayón y a Bourousis, que salieron de inicio. Mala actuación general del Madrid y peor primera parte: 8-13, 20-24 y 32-35 al descanso con charla larga de Pablo Laso incluida. La renta aún se estiró hasta el 34-39. Pero el Madrid, repitiendo su quinteto de salida (Llull, Rudy, Rivers, Ayón y Bourousis), empezó a corregir el desaguisado. Otra actitud defensiva, mucho más incisivo en la primera línea.

El adversario pasó de extraviar cinco balones en 20 minutos a seis en sólo diez. Ayón sumó cuatro robos y anotó (10), aunque el más efectivo fue Felipe Reyes (11 tantos y 17 de valoración). Si el partido se pone feo, cuenten con él. El primer voluntario para tirarse al barro. Luego, Campazzo añadió otra marcha al contragolpe blanco. La entrada del argentino, que se llevó una técnica tras una falta dudosa, dejó a Sergio Rodríguez en el banco durante la segunda parte hasta ya entrado el último cuarto. Ese brío del tercer parcial dio un respiro a los locales (59-49). Bastó para amarrar el triunfo en un mal partido en el que Slaughter se estrenó oficialmente (Mejri, con fiebre, fue baja). Maciulis ayudó a cerrar el choque con dos triples. Algo de lucimiento ante su exequipo, ante sus compatriotas. Y poco más. Es probable que lleguen días para recordar; no será este.