OLYMPIACOS 78 - REAL MADRID 76

Los tiros libres finales mandan al Madrid al cuarto partido

Sobrevivió a una desventaja de trece puntos y a su pobre juego interior, con excepción de Felipe Reyes, y forzó un final igualado. Lo perdió en el carrusel de tiros libres.

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Ganó el Olympiacos y lo hizo porque estaba escrito. Porque así son los playoffs, porque en batallas igualadas hay mucho de psicología. Y porque el corazón de un campeón no deja de latir de la noche a la mañana. Con la soga marcando el cuello, con ese 2-0 que le situaba al borde del abismo, vimos la versión más previsible del tricampeón de Europa. Concentración y entrega.

Competitividad extrema como último recurso y la pizarra de Bartzokas para echar una mano. De inicio, Dunston y Mantzaris cambiaban sus pares en el primer bloqueo frontal. Pero ni el Madrid estaba hábil para llevar el balón dentro, a Mirotic, ni el sistema de ayudas del enemigo lo facilitaba. En medio de un contacto físico extremo, los de Laso se echaron en brazos del triple: 9 de 24. Ni tan mal.

El lastre no estuvo ahí, sino atrás, en su defensa interior. Un agujero pavoroso. Mal Mirotic y fatal Bourousis esta vez, que se pasó demasiados minutos emparejado con Dunston cuando se veía que no podía con él. No podía. El americano terminó con 21 puntos (11 ya en el minuto 7) y 32 de valoración. Le dio a su equipo el primer empujón y esa inercia duró hasta el final. La zanja se abrió (32-19), pero el Madrid casi llegó a cerrarla sobre la bocina. Le faltó solidez colectiva y una dureza atrás que sólo recuperó en el último cuarto para acariciar la victoria.

Hasta entonces vivió de Rudy, de Sergio Rodríguez y de Llull. Los tres tuvieron momentos sublimes, aunque en plan Gary Cooper en Sólo ante el peligro. Chispazos que dieron para echar el lazo al rival y no perder ningún parcial más allá del primero. Con 68-60 (minuto 31), los locales se pasaron más de cinco minutos sin anotar. Buen trabajo de Reyes y de Slaughter, y bonito duelo entre Sergio y Spanoulis.

El Madrid acusa el cansancio, resulta evidente. Lleva meses ya siempre con alguna ausencia (la buena noticia es que regresó Carroll diez semanas después tras encadenar dos lesiones: 3:43 en pista). Sin embargo, pese a la fatiga, los blancos andan más habituados a jugar partidos duros cada tres o cuatro días. Y eso también se notó.

Al Olympiacos le explotaban las piernas y la cabeza en el repecho final. Una entrada de Sergio puso al Real uno arriba: 73-74. Restaban 45 segundos. Printezis acertó de tres (76-74) y todo se decidió con un carrusel eterno de tiros libres. Tensión extrema. Reyes, Sergio y Llull fallaron cada uno un lanzamiento clave. El Olympiacos vive: 2-1. Le ayudó el Palacio de la Paz y la Amistad, su empuje y lo que trae consigo, ese caserismo arbitral. Pura tradición. Este miércoles, el cuarto encuentro (20:45, Canal+ Deportes). Exactamente a la misma hora que el Madrid-Bayern de la Champions.