Por increíble que parezca, dada la mala racha de resultados que atraviesan (nueve victorias y trece derrotas en los últimos 22 partidos) los Pacers supieron sacar tajada de la derrota de Miami en Atlanta para recuperar el liderato en el Este. Eso sí, para lograrlo tuvieron que superar a Kevin Durant y sus Thunder (102-97) en un apretado y emocionante encuentro.

A los de Frank Vogel les basta con vencer su último partido de la temporada regular (en la madrugada del miércoles al jueves ante los Magic en Orlando), o que los Heat pierdan uno de los dos encuentros que les restan, para asegurarse la ventaja de campo al menos hasta las Finales de Conferencia. Un detalle nada menor si nos atenemos a que cada una de las dos potencias del Este se impuso a su rival jugando como local, empatando su serie particular con dos victorias para cada equipo. Esto significa que, si como todo parece indicar, ambos se clasifican para la penúltima ronda, Indiana tendrá el factor cancha a favor ante los Heat o cualquier otro conjunto.

No obstante, lo descrito anteriormente debe ser refrendado en la cancha. Las dudas se han apoderado de una franquicia que hasta la disputa del All-Star la mayoría de analistas señalaban como una de las grandes favoritas al anillo. Por ello, el triunfo obtenido ante un equipo como OKC resulta aún más importante si cabe, ya que permite encontrar sensaciones. No obstante, aún deben recuperar a Roy Hibbert para la causa. Ha pasado de ser uno de los pívots con mayor presente y futuro a casi deambular sobre el parqué. Se quedó sin anotar en 27 minutos de juego (solo ha convertido cinco en los tres últimos partidos que ha disputado), errando los nueve lanzamientos de campo que intentó y apenas pudo anotar capturar seis rebotes. Vogel le tuvo sentado en el banquillo la mayoría del último cuarto, apostando por Mahinmi, correcta actuación la suya, hasta los tres últimos minutos.

En el bando contrario, Durant volvió a demostrar que merece como nadie el MVP. El alero fue una pesadilla para una de las mejores defensas de la Liga y se fue hasta los 38 puntos. Sus tres últimos, un estratosférico triple, sirvieron para hacer que los Pacers no celebraran la victoria hasta el sonido de la bocina final. Ya entrado en el último periodo, una canasta de un completo Paul George (20 puntos y 12 rebotes) daba a los locales una renta de diez puntos (87-77) a siete minutos del final. Entonces, una vez más, el 'Big Three' de Oklahoma, Westbrook hizo un poco de todo (21 puntos, nueve rebotes y siete asistencias) e Ibaka intimidó bajo los aros (tres tapones, 11 puntos y seis capturas), irrumpió para apretar al máximo el marcador con el 92-91 a 1:47 de la conclusión.

La tensión afloraba en un público que desde el primer momento estuvo arropando a su equipo. Sin embargo, un enorme Lance Stephenson acabó por dejar finiquitada la función. El escolta completó una maravillosa actuación para cerrar su quinto triple-doble de la temporada (líder en esta faceta por delante de los cuatro de Curry y Noah) al conseguir 17 puntos, 11 asistencias y 10 rebotes. Tras él apareció David West, otro destacado (21 puntos y seis rebotes), para decidir desde la línea un encuentro que los Pacers merecieron con justicia. Antes, un recuperado CJ Watson (excelente noticia para Indiana) había dado el necesario paso el frente de la segunda unidad durante la primera mitad al concluirla con 14 puntos en su haber para un total de 20.

Un encuentro con aroma de playoffs que a los Thunder les deja como esta, en la segunda posición del Oeste, y que a Indiana le supone un respiro. Un efecto balsámico. El propio West destacó la importancia del mismo. “Vamos a acabar el encuentro que nos falta, cumplir nuestro objetivo y pensar en los playoffs. Es bueno vencer a uno de los mejores equipos con uno de los grandes jugadores, como es Durant”. Lo dicho, por mucho que se hayan empeñado en las últimas semanas por no lograrlo, los Pacers tocan con las yemas de las manos su segundo título de Conferencia.