En ocho días el Barcelona se ha dejado a jirones la excelente figura que había ido adquiriendo a medida que avanzaba 2014. Primero fue aplastado en Milán y dejó en 24 su récord de triunfos seguidos en el Top-16. Después perdió en Zaragoza por primera vez en 24 años y finalmente cayó ante el Laboral Kutxa en su primera derrota como local en el Top-16 desde 2006. Ocho años y once días después de que le derrotara Unicaja, otro equipo español salió vivo del Blaugrana después de un partido alienígena gobernado finalmente por Andrés Nocioni, ese guerrero que no entiende de partidos intrascendentes.

Esta es la historia en números y aviso que cuesta creerla. Un cuento de dos mundos: 56-37 superado el minuto 22, 76-94 en el 37. 56-37 de valoración al descanso, 75-110 al final. 37 puntos de Nocioni, algo que nadie había conseguido en cancha azulgrana en Euroliga, con 32 en el segundo tiempo y 19 en un tercer cuarto antológico en el que dirigió un parcial de 0-18 que volteó el partido y sacó de quicio al Barça, que acabó enredado con unos árbitros que se dedicaron a pitarle técnicas y faltas en ataque con alegría. El equipo de Pascual se puso histérico pese a la intrascendencia del partido. Y tendrá que ver con el extraño arbitraje pero desde luego también con que después de los 91 puntos de Milán y los 85 de Zaragoza, encajó 97, 62 en ese kafkiano segundo tiempo en el que valoró 19 (-3 en el tercer cuarto), perdió 14 balones para 21 pérdidas totales y firmó un 0/9 en triples después de haber empezado el partido con un recital: 10/11 en ruta hacia un 48-28 en 16 minutos.

Así que no sabemos si cuando comiencen los cuartos en un puñado de días veremos de nuevo al mejor Barcelona o al equipo descosido e inestable que ha encajado tres derrotas seguidas en el momento más inesperado. Si como parece el rival es el Galatasaray (sangre caliente, talento y buen momento de forma: peligro) no le valdrá esta versión para no meterse en un lío en un camino hacia una Final Four que pocas veces es barato. La descomposición ante el Baskonia fue tan difícil de entender como la incomparecencia en Milán o la desastrosa presentación en Zaragoza. No jugaron ni Lorbek ni Oleson ni Pullen y estuvieron muy mal casi todos con la excepción del brillante inicio de Navarro y Nachbar, que anotaron los ocho primeros triples que tiraron y pintaron un partido que luego se dio la vuelta como un calcetín. Navarro eligió mal día para reivindicarse aunque terminó con 25 puntos, 18 en los primeros once minutos de partido.

Al Baskonia le sostuvieron San Emeterio y Pleiss a duras penas hasta que comenzó la exhibición para el recuerdo de Nocioni, cuya figura explica de la A a la Z la increíble remontada vitoriana y ese 36-62 del segundo tiempo. Después de verse eliminado, el equipo de Scariolo cierra su participación en esta Euroliga con tres triunfos seguidos y un sabor de boca que deberá trasladar a la ACB, donde ha encadenado dos derrotas y marcha 13-13 y con los playoffs todavía por asegurar. Nocioni, que llegaba en un momento discreto, estrenó, también Huertas, las Google Glass en partido oficial de Euroliga con un trance majestuoso que decidió un partido inexplicable con dos partes que fueron Jekyll y Hide, un arbitraje escandaloso y en realidad nada en juego. Y un aviso para el Barcelona, que en una semana ya habrá jugado los dos primeros partidos de su eliminatoria de cuartos y que necesita reencontrarse por la vía rápida. De ello depende la Final Four.