El Ciudad Ros Casares conquistó hoy la final de la Supercopa ante un batallador Palacio de Congresos de Ibiza, que rozó la gesta de acabar con la hegemonía valenciana en el baloncesto español en los últimos años.

En un último minuto lleno de tensión, el acierto en los tiros libres de DeLisha Milton Jones y Elisa Aguilar y el despiste de las jugadoras visitantes, que tardaron en forzar falta en los últimos segundos, permitió al Ros Casares hacerse con el trofeo y extender su dominio.

El equipo valenciano comenzó el encuentro con una marcha más que su rival. Con una buena actividad defensiva y un juego rápido, el equipo de Isma Cantó sorprendió al conjunto ibicenco y a punto estuvo de romper el choque definitivamente (21-9, m.10).

Pero el Palacio de Congresos de Ibiza reaccionó y con sus defensas alternativas, la creciente solidez bajo los aros de Nero y la entrada en la pista de Johnson se metió en el encuentro y bloqueó al Ros Casares (32-30, m.19).

El paso por el vestuario aclaró las ideas de las locales que regresaron a la pista con un juego mucho más agresivo que le permitió dominar el juego cercano a las dos canastas y estirar de nuevo su ventaja (51-37, m.29).

El esguince de muñeca que sufrió Veselá fue la única nota negativa para el equipo local en un tercer cuarto en el que la fortaleza de Erika De Souza y Montañana dejó momentáneamente sin argumentos al voluntarioso equipo ibicenco.

Los puntos de Snell, uno de los fichajes del club valenciano para esta campaña, parecieron acabar con la resistencia visitante pero en cuanto el Ros Casares levantó el pie del acelerador, el Ibiza volvió estrechar el marcador (62-59, m. 38).

El Ibiza entró en el último minuto con sólo dos puntos de desventaja y aunque las canastas de Johnson le dieron opciones reales de triunfo, la seguridad local en los tiros libres y la tardanza de las jugadoras visitantes, para desesperación de su técnico Jenaro Díaz, en forzar falta en la última posesión permitieron que el Ros extendiera su dominio.