"El triunfo ante el Simmenthal nos dio el gran salto"

El reportaje | Encuentro con el genio del baloncesto español

"El triunfo ante el Simmenthal nos dio el gran salto"

"El triunfo ante el Simmenthal nos dio el gran salto"

raúl cancio

Fotos con leyenda. Pedro Ferrándiz es el gran genio del baloncesto español, un adelantado que lo ganó todo con el Madrid y que dejó sentencias y momentos imborrables. Como este eufórico salto, inmortalizado en una espléndida fotografía, festejando otra Copa de Europa.

No, el eufórico salto del genio de la historia del baloncesto español no se produjo en un partido contra Estudiantes en el Ramiro, cancha a la que Pedro Ferrándiz salía siempre antes que sus jugadores para llevarse la primera descarga de adrenalina, las primeras broncas y las estrofas iniciales de esos cánticos tan suyos de la Demencia. El maestro lo cuenta con su personal y genuina ironía: "A mí los de la Demencia me llamaban 'Pizarrín, enano saltarín', y aunque no tenga nada que ver con esta imagen, al ver el salto que pegué ese día hasta podría entenderse... En asuntos de fechas no conviene apelar a mi 'prodigiosa' memoria, pero en mi innata inmodestia debo reiterar que se me daban mejor las victorias en el banquillo, ahí me salieron los títulos por las orejas. Esa imagen se corresponde con los instantes finales de lo que fue mi segunda Copa de Europa, la que le ganamos al Simmenthal de Milán en el Pabellón, y aquello fue especial al jugarse en Madrid y con un público entregadísimo. Por eso se recuerda siempre, por la euforia del equipo y el apoyo y la felicidad incontenida de la afición: ahí en ese partido, y en la semifinal anterior ante el Olympia de Ljublijana, el público eran diez puntos por partido. Esta fotografía es de un gran profesional, Raúl Cancio, y la publicó en el diario 'Pueblo'. Cuando todos los fotógrafos estaban pendientes de la canasta, él fue el único que se quedó tirado en el suelo casi a mis pies y me sacó esa explosión de alegría. La foto y ese salto sellaron un éxito imborrable en la historia del Madrid y en la del baloncesto español".

La conexión 'Ferrándiz-Cancio' (Raúl también me habla de la foto con esa íntima satisfacción del profesional que sabe que ha captado una imagen de leyenda) y este inmortal salto del técnico, que casi le iguala en centímetros a un Clifford Luyk que bota hasta el cielo a su lado, se produjo al final del partido. "Sí, sí, fue cuando ya se veía que el partido estaba ganado, y me parece que es tras una canasta que metió Monsalve. Quedaban segundos y era imposible que se escapara la victoria". Tercia Ricardo González, esa maquinona de baloncesto de AS: "Sí, el partido lo ganó el Madrid 91-83 y, en efecto, fue la tercera Copa de Europa del Madrid y la segunda de las cuatro que conquista Ferrándiz, la del 67. De Ligas ni hablamos, este señor ganó 12 y otras 12 Copas". Ahora sí, revelado el dato apostilla el genio: "Pues entonces es exactamente tras la última canasta de la final, sí. Y porqué se jugaron semifinales y final en Madrid tiene su intrahistoria. La única Liga que yo perdí con el Madrid de las 13 que le dirigí había sido la anterior, cuando caímos con el Estudiantes porque a Segura se le ocurrió chafarme la llamemos invencibilidad. ¿Que quién era Segura? Un jugador de Estudiantes que metió la canasta que nos derrotó y que dicho sea de paso le dio ese año el título al Joventut de Badalona. Vamos, hay jugadores míos a los que he entrenado que no recuerdo y el de este Segura me acompañará ya hasta la tumba, claro".

Pero estábamos en la gestación de la organización de esta fase final: "Para aliviar un poco aquel mal sabor de boca de la Liga perdida, Raimundo Saporta, que tenía un peso enorme en los estamentos europeos, se fue a la FIBA y consiguió semifinal y final para el Pabellón del Real Madrid. Aquello fue un hito que marcó época, memorable".

El marcaje rotatorio.

Volvemos a la final con el Simmenthal: "Fue un partido cargadísimo de tensión porque no lográbamos despegarnos, de hecho creo que terminamos empatados el primer tiempo. Ellos tenían a un demonio, un tal Chubin, que nos tenía locos. Un extraordinario jugador que no bajaba nunca de los 30 puntos, un dolor de muelas. Ya había avisado a mis jugadores veinte minutos antes cuando les daba la charla: 'ojo que hay que lograr que este Chubin no rebase la treintena'. Hizo 32, pese a que le apliqué un marcaje rotatorio y alternativo, unas veces con Vicente Ramos, otras con Lolo Sainz y también con Felipe Sevillano. Gracias a que Emiliano contestó con, ¿con cuantos, Ricardo? ¿29? Pues eso, Emiliano contestó con 29, Luyk hizo un partido memorable y todos, todos, jugaron a grandísima altura. Incluso un americano que habíamos traído muy bueno, Bob Mcintyre, despachó un gran encuentro aunque terminó la temporada y tuve que echarle del equipo por su carácter. Como anécdota puedo decir que después, en un viaje que hice a Nueva York, Carneseca, aquel entrenador americano tan famoso, se acercó y me dijo que Bob quería volver, pero le contesté que no, que de ninguna de las maneras".

Así que otro invento, el marcaje por rotaciones. "Aquello fue por desesperación, no por rotación, no había manera de parar a ese hombre. El éxito fue importante para el Madrid, los jugadores, para mí mismo... Y nos afianzó ya como equipo hegemónico ¿Que los jugadores me sacaron a hombros? Eso he leído... Aunque pudo ser cierto porque les dije al final a los periodistas que era yo quien debiera haber paseado a los chicos a hombros. El triunfo también tuvo repercusiones para otro gran personaje español, Juan Antonio Samaranch, que vivió como Delegado Nacional de Deportes su primer éxito internacional. Fue el primero de los muchos que después logró y fíjese a donde llegó Samaranch en el deporte mundial. Lo nombraron embajador de España en Rusia y luego le eligieron presidente del COI".

Su rival en el banquillo fue Cesare Rubini, con quien luego fundó la Asociación Mundial de Entrenadores. "No, la fundé yo, y él dice que fue cosa suya. Es que fue el Real Madrid el que lo fundó casi todo: el Madrid fundó la Copa de Europa de fútbol con un gran periodista de 'L'Equipe' y a raíz de eso a Saporta se le ocurrió crear la de Baloncesto y lo logró en la FIBA, aunque con muchas dificultades por los problemas políticos que había entonces entre los países occidentales y los del Telón de Acero".

¿Y cómo se vivían las horas previas a un partido así?: "Nos concentrábamos en Navacerrada dos días antes y allí no hacíamos más que comer y beber agua. Pero los entrenamientos previos eran muy fuertes, yo fui el primer entrenador que hacía esos ensayos de forma ininterrumpida y ya los llamaba descansos activos. Un entrenamiento mío equivalía a dos partidos. Claro, aquellos días bajaban con unas ganas locas de correr y de comerse al rival. Durante la semana, y según la información que tenía, preparábamos los partidos, información que traía yo tras haber ido personalmente a ver a los equipos. Y 20 minutos antes del partido les reunía, daba las últimas instrucciones y el quinteto titular".

Llegado este punto conviene refrescar memorias, sobre todo de futboleros como el que suscribe pero a quien siempre le llamó la atención la figura de Ferrándiz y no sólo por la ya mítica e histórica autocanasta (la de Alocén ante la atónita mirada del Ignis y de los hinchas de Varese para perder por dos puntos y evitar una prórroga infernal). Hubo más juegos de magia: como entrenador del Madrid infantil mantuvo a un jugador propio botando el balón durante casi diez minutos, en el centro del campo, sin moverse ni pasar, porque el rival se encerraba atrás en defensa zonal para evitar ser vapuleado. A raíz de aquello se limitó el tiempo de posesión para cada ataque... Ferrándiz prometía.

Un precursor.

A mí en la distancia siempre me pareció un adelantado, 'inmodestia' aparte usted debe sentirse orgulloso de haber puesto muchos de los cimientos de este deporte: "Hombre, yo creo que fui un precursor del baloncesto moderno, hay hasta declaraciones del propio Rubini diciendo que fui el pionero del contraataque rápido en Europa. Y hay una anécdota buenísima. Cuando se le dio a Rubini un homenaje en el Salón de la Fama en Milán, con 300 personas abarrotando la sala, yo estaba en la mesa presidencial y me hicieron hablar en italiano. Y dije todo esto: 'Rubini y yo somos hermanos, pero casi siempre le he ganado yo y la única vez que me ganó él fue porque fue más rápido que yo comprando a los árbitros'... Bueno, se montó una en Milán y en toda Italia terrible". Don Pedro Ferrándiz González, genio y figura, el gran salto del baloncesto español.