Esta vez sí, el Unicaja está en su umbral histórico, el que le pone a las puertas del salón de aristócratas en Europa. En los dos últimos años ha completado una tarea de gigantes, ganar la Copa y la ACB. Pero, superándose a sí mismo, hoy se ve ante un reto que son dos. Y de máxima dificultad histórica: estar por primera vez en una Final Four y hacerlo derrotando al Barcelona, rival inaccesible desde los tiempos del último Epi hasta el mejor Navarro, desde Aíto a Ivanovic pasando por el Barça de Pesic y Bodiroga. Unicaja nunca le ha ganado una eliminatoria directa al Winterthur (último precedente, la Copa). Tal vez por eso Scariolo haya acudido a un último as, Marcus Brown, que después de cuatro meses exactos de baja por problemas casi crónicos en el pubis anuncia su vuelta en medio del secretismo. Hay quien lo viste como un farol.