El Winterthur Barcelona impresionó en su debut europeo de esta temporada con una victoria de dieciséis puntos (86-70) sobre el Olympiacos tras protagonizar el mejor partido de la temporada, saldada hasta ese momento con un repoquer de triunfos en la Liga ACB.
La imagen que dejó Juan Carlos Navarro, tras su exhibición del domingo ante el Pamesa, fue la de que el Palau Blaugrana disfrutará esta campaña de un jugador de talla NBA tras apenas haber tenido oportunidad de hacerlo con Pau Gasol por la premura con la que se fue a la aventura americana.
Navarro tuvo además el complemento de unos compañeros que cada vez responden más al modelo mental de equipo que tiene Dusko Ivanovic en la cabeza y, en esas circunstancias, el Olympiacos apenas pudo hacer más que asistir como espectador de lujo a la exhibición azulgrana, incluido el croata Andrija Zizic, que hasta la pretemporada estuvo a las órdenes del técnico serbio.
Los barcelonistas se dedicaron durante la primera mitad a asfixiar por momentos a su rival para, poco después, aflojar la soga y permitirle recuperar el aliento.
Los pívots azulgrana fueron los primeros en reclamar el protagonismo como autores de los primeros puntos del partido en lo que parecía una respuesta al reto que les había lanzado Dusko Ivanovic para que reclamasen su cuota de aportación al ataque.
Denis Marconato y Michalis Kakiouzis cumplieron así con lo que Ivanovic esperaba de ellos en esos compases iniciales, en los que Tyus Edney tuvo que reaccionar para que las diferencias no se disparasen sin apenas tiempo para hacerlo.
Cuando la ventaja azulgrana se situó en los nueve puntos (21-12), el técnico del Olympiacos, Jonas Kazlauskas, ordenó una fuerte defensa sobre Juan Carlos Navarro a la que respondió su homólogo azulgrana sentando al escolta catalán y dando entrada en su puesto a Gianluca Basile.
Con 26-16 se llegó a la conclusión del primer cuarto y, en el segundo, el equipo griego planteó una defensa zonal que rápidamente dio los frutos esperados por Kazlauskas.
Dusko Ivanovic sentó a Marconato y Kakiouzis y dio entrada a Gregor Fucka y Jordi Trias, pero las cosas no mejoraban y el parcial a favor del Olympiacos era cada vez mayor.
Marconato y Kakiouzis, la solución
Ivanovic se dio cuenta entonces de que uno de los problemas era que el perímetro no movía el balón con suficiente velocidad como para romper la zona rival y mandó al banquillo a Shammond Williams y Basile para situar como base y escolta a Víctor Sada y, nuevamente, a Navarro.
Tampoco funcionó y el último recurso fue devolver a la pista a Marconato y Kakiouzis, aunque poco después el parcial favorable al Olympiacos era ya de 3-12 y las diferencias en el marcador se habían reducido a un solo punto (31 30).
Al Barcelona le quedaba todavía el as en la manga que ya se sacó el domingo para hundir en la ACB al Pamesa y Juan Carlos Navarro no tardó en asumir su rol.
Navarro anotó de forma diez puntos de forma consecutiva, mientras que el Olympiacos veía su anotación limitada a un sólo punto, con lo que los azulgrana recuperaron al descanso la cómoda situación de la que habían disfrutado en el primer cuarto, gracias a una ventaja de trece puntos (44-31).
Pese al triple de Quincy Lewis con el que comenzó la segunda mitad, un tres más uno de Jordi Trias y un posterior contragolpe situaron una máxima diferencia de dieciséis puntos en el minuto 22 (50-34).
A placer
El Barcelona mostró a partir de ese instante su mejor cara, con Navarro jugando de cara a la galería, Marconato muy cerca de lo que de él espera Dusko Ivanovic y una defensa impecable, con lo que el marcador se fue disparando hasta el 69-46 que reflejaba a la conclusión del tercer cuarto.
Dusko Ivanovic pudo mover su banquillo, dar minutos a jugadores como Trias y Marc Gasol e, incluso así, el último cuarto recogió una máxima diferencia de 27 puntos (80-53, min.35) que al final se quedó en dieciséis (86-70).
