En sus tres primeros partidos de pretemporada Estudiantes acabó con 69 puntos. ¿Era un presagio de que le inquietaba más el placer que el esfuerzo? En el cuarto, frente al Pamesa, subió a 84, pero también perdió, de igual forma que ha perdido ahora sus dos primeros compromisos de Liga, ambos en Vistalegre (contra Real Madrid y Etosa Alicante). Tras acariciar el título liguero en junio y obtener el merecido premio de entrenador del año, a José Vicente Hernández se le oscurece el panorama con la llegada del otoño. Y esta vez no tiene dos recursos habituales para enmendar fallos: no está Felipe Reyes en la pista, ni Ángel Goñi a su lado en el banquillo. Dos pequeños/grandes detalles que se notan. Mucho.

Ausencias.

El Pamesa, aún con media plantilla en dique seco, es un equipazo sobrado de calidad y recursos. Ganó con apuros al Gran Canaria (92-88) y cayó por poco en Vitoria (103-100), guarismos que evidencian una capacidad anotadora muy superior a la madrileña. Porque en las dos primeras jornadas de Liga, Estudiantes ha quedado otra vez en cifra peligrosa: 68 ante el Real y lo mismo contra el Etosa. Richard Fox sigue lesionado, por lo que entra en la lista Carlos Suárez, posible heredero deportivo de Carlos Jiménez.

Enfermería de lujo en el Pamesa

Una auténtica plaga de lesiones ha convertido la enfermería del Pamesa Valencia en la más valiosa del baloncesto europeo. Están en ella dos flamantes campeones olímpicos (Montecchia, Oberto), el pívot serbio Dejan Tomasevic, el todoterreno francés Antoine Rigaudeau, el alero argentino Federico Kammerichs y el capitán valenciano, Víctor Luengo.