Svetislav Pesic sigue de momento en su puesto, pero su guerra particular con Valero Rivera continúa en danza y no sería sorprendente que hoy mismo presentase su dimisión a Joan Laporta. El técnico del baloncesto azulgrana se reunió ayer durante dos horas con Laporta (incluso aparcó su coche en la zona reservada al presidente) para decirle que no estaba dispuesto a soportar que el director general de todas las secciones culés (Rivera) le mandase directamente. Luego se fue al Palau Blaugrana para notificar a los jugadores lo que ya sabían y se puso a entrenar con ellos. En ese momento, Rivera volvió a verse con Laporta y, como en el caso de Pesic, ninguno de ellos habló con los medios de comunicación.

Los acontecimientos se precipitaron el lunes cuando Rivera se presentó ante Laporta con una carta de dimisión bajo el brazo. El presidente le calmó, pero entonces Rivera le exigió, a cambio, la cabeza de Maceiras, gerente de la sección y ligado al club durante veinte años. En principio, el directivo responsable, Josep Maria Bartomeu, aceptó la decisión de Laporta a condición de que fijase una junta directiva extraordinaria para definir el modelo de club que pretende para las secciones no futbolísticas. Aliado de Sandro Rosell, ayer se especulaba sobre si éste apoyaría a Bartomeu en un nuevo pulso con Laporta, como el mantenido a propósito de los fichajes del primer equipo de fútbol con Txiki Begiristain y Johan Cruyff.

La afición, dividida.

Lo cierto es que la guerra Rivera-Pesic ha conmocionado tanto a la directiva como a la afición culé, dividida sobre quién de los dos sobra. Hoy se espera que Pesic (le queda un año de contrato, 2 millones de euros) vuelva a reunirse con Laporta, mientras sus jugadores se marchan concentrados a Andorra.­