Conviene reconocer el mérito de un equipo tan castigado por el infortunio, pero que no decae. El Madrid se impuso al Villarreal con energía y buen juego.
En el estadio Olímpico de Berlín se vivió una noche que recordó la importancia como expresión genuina de una comunidad, de una manera festiva, solidaria y amable de vivir el fútbol.
Durante una hora el Real Madrid jugó con soltura, dinamismo y soluciones tácticas. Kroos y Modric mezclaron de maravilla.
Al torrente de malas noticias, Ancelotti ha respondido con un discurso más optimista que estoico. Un entrenador que prefiere los mensajes optimistas, a la búsqueda de coartadas fáciles.
Ahora que Bellingham recibe adjetivos que no bajan del superlativo, Ancelotti consideró que la técnica de Zidane era superior. Fue una manera de humanizar al personaje.
Es el hielo en las venas el que le permite cerrar jugadas maravillosas, como las que protagonizó en Cádiz.
Los afectados son víctimas de un sistema nocivo que les exprime, pero al que ni se oponen ni piensan oponerse.
La Selección hizo lo que le correspondía en Chipre. Marcó tres goles y se acomodó. No necesitaba más para ganar el partido.
Si el Madrid gana con más rotundidad sin Bellingham, será que le viene mejor jugar sin él; suena ridículo, y lo es.
Lo más visible de la actuación de Brahim fue su febril voluntad de ganarse el aprecio del entrenador y la parroquia. Lo consiguió, sin la menor duda. Tiene orgullo de futbolista.
El domingo, por un momento, el Bernabéu asistió a la peor pesadilla del madridismo: la lesión, quizá grave, de su jugador bandera. Durante algo más de un minuto, la hinchada sintió la angustia de la orfandad...
En las condiciones incómodas, un jugador acude puntualmente a arreglar los problemas del Madrid...
El encuentro derivó en un perfecto entrenamiento para el brasileño, una puesta a punto necesaria antes del Clásico.
El Madrid se defiende más cerca de su portero y vuelve a confiar en sus velocistas, sobre todo tras volver Vinicius.
Los dos jugadores demostraron en Wembley, como si hiciese falta a estas alturas, que están un escalón por encima de los demás.
Menotti dijo en los 90 que a España le tocaba decidir si era toro o torero. Tiempo después cambió de estilo.
En el mejor de los casos, es un buen equipo cualquiera. En el peor, una prolongación de las selecciones que fracasaron en los tres últimos Mundiales
Dos jugadores establecen la jerarquía actual del Real Madrid, donde estas cuestiones de escala siempre resultan importantísimas. Volvió a evidenciarse en el enfrentamiento contra Osasuna.
Ganó el Real Madrid en Nápoles y no le resultó fácil. El partido tuvo el eco de los buenos partidos europeos: cambios en las ventajas, incertidumbre constante y un jugador hegemónico, en este caso Bellingham.
El francés no es lateral, ni lo pretende. Prefiere una posición más aristocrática en el medio campo, pero hace tiempo que comenzó a aprender las realidades del fútbol.
Atraviesa una etapa siempre delicada: ascender peldaños. Debe ir teniendo minutos, convenciendo al entrenador y al final, colocarse. Está dando los pasos adecuados.
No hubo color en el Metropolitano, donde el Atlético jugó como quiso y el Real Madrid se olvidó de jugar.
El Union Berlin es un modesto equipo que es lo más aproximado a una idea romántica en el fútbol: su gente construye el campo, anima sin descanso y no abuchea jamás a sus jugadores.
Después del 2-1 de Joselu, el técnico llenó el campo de centrocampistas. Cerró el capítulo del alboroto, donde el Real Madrid se descontrola para defenderse, y estableció lo más parecido a un modelo de seguridad.
En una atmósfera disfuncional, la Selección femenina ha ganado el Mundial y la masculina recobrado el optimismo
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