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Lo grave de la cuestión es que la escasa información se convierte en el caldo de cultivo ideal para las especulaciones, los rumores y las teorías conspiranoicas.

La pasión por el automovilismo fue el motor que impulsó su vida y ha sido así hasta que su corazón ha dejado de latir.

Los médicos aseguran que la cosa va bien, aunque es pronto para que nadie se atreva a dar un pronóstico de cuándo podrá el ilerdense volver a competir.

Carlos Sainz aparece en la otra cara de la moneda, junto a Lucas Cruz han topado con un muro de dificultades con la navegación.