El pasado sábado, al descanso del simulacro perpetrado en Zorrilla, me acordé de aquel niño del anuncio, el del famoso "papá, ¿por qué somos del Atleti?".
PorRafa Cabeleira
El pasado sábado, al descanso del simulacro perpetrado en Zorrilla, me acordé de aquel niño del anuncio, el del famoso "papá, ¿por qué somos del Atleti?".
De un campeón de Liga reforzado cabría esperar algo más que un esperpento magnífico pero de nada sirve encapricharse con la excelencia o cavar trincheras en el descontento.
Si alguien se ha ganado el derecho a decidir cuándo irse de su club, sin contraprestaciones económicas ni explicaciones, ese es Messi.
Con el tiempo he llegado a la conclusión que al Madrid no lo puedes matar, es como una estrella de mar a la que siegas una pata y le salen otras tres Copas de Europa.
Página1