Buena parte de culpa de estos tres puntos de oro la tiene Martí. No por su alineación, tampoco por el planteamiento; por su fe en Pedro, el héroe de esta victoria.
Después de nueve partidos sin ganar, después de tres derrotas consecutivas, después de la destitución de un entrenador y la dimisión de un presidente, el Deportivo vuelve a ganar. Los coruñeses han puesto punto y final en Los Pajaritos a dos meses negros que parecían no tener fin. Los de Martí suman tres puntos que le devuelven a la vida.
Cada uno es libre de ponderar el desgaste personal y familiar de estos últimos tiempos y decir... ¡basta! Pero en su momento, no con el ascenso en juego. Tino tiene infinidad virtudes, pero muchas veces, sobre todo con los entrenadores, se ha movido a golpe de calentón. En eso sí que no ha cambiado, porque no ha tenido cabeza fría ni para dimitir.
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