Los habituales sabéis que leer es uno de mis entretenimientos favoritos. Siempre tengo varios libros entre manos. Ahora estoy con uno que trata la razón de ser de cada persona a través Japón y su cultura. Es muy bueno.

El otro día di con un relato que me llamó mucho la atención. Hablaba de la princesa Kaguya. ¿No os suena, verdad? Kaguya vivía en Japón, la leyenda cuenta que procedía de la luna. Era encantadora. Un día, conoció al frío emperador. Contra todo pronóstico, se enamoró de ella.

Llegó agosto y con él la luna llena. De repente, Kaguya fue absorbida por una gran luz. Dejó Japón para siempre. Tenía que volver a casa.

La tristeza inundó al emperador. Pero no se rindió. Escribió una carta a su amada en la que solo él sabía lo que ponía. Ordenó a su guardia que le acompañara a lo alto del Monte Fuji. Allí, hizo una hoguera y la quemó para que el humo llevase al cielo aquel mensaje que quería mandar a Kaguya.

Esa era la manera en la que se comunicaban.

El jueves 9 de diciembre falleció Demaryius Thomas a los 33 años. Fue receptor de los Denver Broncos. El mundo del Fútbol Americano estaba en shock. El siguiente domingo, 12 de diciembre, jugó el que era su equipo. No quemaron una carta, pero en la NFL salen 11 jugadores al campo. Ellos empezaron con 10.

Su hueco aún estaba ahí. Quizá querían avisarle de que ganaron a Detroit y siguen en la pelea.

Resulta que Fushi, como se conocía al famoso monte antes, significa inmortal en japonés. Y, al igual que la princesa Kaguya jamás murió para el emperador, Demaryius Thomas tampocó lo hará para los Broncos.

Descanse en paz.