Al Tigre no sólo se le ve, también se le lee. Sus gráciles y certeros movimientos sobre el verde evocan los documentales de National Geographic, pero los libros nos descubren una dimensión de Falcao hasta ahora desconocida para el gran público. La persona tras el futbolista. La estrella que sigue las huellas de su manada, una familia donde el deporte era su alimento, no sólo biológico, también espiritual. Algo que representa a la perfección su dorsal, el '3', el de su padre. La figura que marcó y sigue marcando el camino.

Actualmente en el mercado existen dos ventanas para asomarse al Falcao más íntimo. Dos biografías. 'Falcao. Nacido para el gol' (Al Poste, 2013), escrita por nuestro compañero de Diario AS Francisco Javier Díaz y 'El Tigre de Dios' (Penguin Random House, 2014), del también periodista Javier León Herrera. Ambas se alumbraron durante la etapa del delantero en el Atlético y dieron paso a un documental sobre el jugador, 'Falcao, un sueño y una lección de vida', realizado por su tío Herbert King y emitido por la televisión colombiana.

Las páginas de estas dos obras están salpicadas por decenas de curiosidades, como los escarceos de Falcao con el béisbol —lo simultaneó con el fútbol de niño en Venezuela y tenía grandes cualidades, evolucionando especialmente como pícher y campocorto—, sus inquietudes periodísticas —durante su etapa en River empezó la carrera en el turno de tarde de la Universidad de Palermo, sacando un 7 en redacción y un 8 en periodismo deportivo—, su discreta vida en Madrid —siendo jugador del Atlético vivía en La Finca y le gustaba pasar desapercibido, lucía gafas de sol y gorra para ir al cine y echaba gasolina a partir de las 23:00 horas—, su carácter hogareño y su amor por Lorelei —la pareja se conoció en la iglesia evangélica y la argentina es cantante y compositora, de hecho, lanzó un single 'Hay una luz' producido por Carlos Jean—, su Fundación para ayudar a familias sin recursos —con el fútbol también presente para que los más pequeños puedan tener una oportunidad— o su viaje a Disney —cumplió su sueño y llevó a sus padres y hermanas en cuanto despuntó en River, donde ya coincidió con el Cholo—.

Aquel niño que, con sólo dos años, llevaba la camiseta de Maradona bajo el uniforme del colegio ha llegado a ser una estrella planetaria, algo que contrasta con su carácter humilde. Un rasgo que ambos autores destacan. "La historia de Falcao es una historia de superación. Indagamos en sus raíces y descubrimos que él es un reflejo de todo lo que respiró: humildad, constancia, superación, valores... Su entorno estaba ilusionado con la idea de contar su vida. El Tigre siempre ha demostrado mucha personalidad, él quería ser un futbolista de primer nivel y lo consiguió. Siempre quemaba etapas muy por delante de los chicos de su edad", explica Díaz.

Otro marcado rasgo de su ser es la espiritualidad. "Es un aspecto sin el cual no se puede entender la vida de Falcao. Tenía claro que ese enfoque debía estar presente en el libro y eso me inspiró para el título. Siempre me llamó la atención su fe. Impacta que personajes con una relevancia tan grande en la opinión pública tengan esa rectitud y fortaleza que les haga triunfar. En muchas épocas de su carrera, sobre todo de jovencito, si no hubiera tenido esos cimientos se hubiera derrumbado. Sus creencias han sido una constante en su vida para afrontar todo tipo de reveses", argumenta León, que inmediatamente apunta a uno de los más duros: "La pérdida de su padre, Radamel García. Él era su piedra angular. Fue futbolista profesional —central— y se tuvo que buscar la vida en Colombia y Venezuela".

Su experiencia sirvió de llave para su hijo solventase con éxito todas las situaciones que le iban apareciendo en el camino. De hecho, Javier León recuerda una anécdota acontecida durante aquella final de la Europa League, el 9 de mayo de 2012, en la que Falcao hizo un doblete al Athletic, dejando así en bandeja el título para el Atlético (3-0). "El movimiento de la jugada del primer gol se lo había enseñado su papá. Hizo un amago, luego el giro como hacia la izquierda y, ya con ángulo de tiro, buscó el segundo palo con su pierna menos hábil. Por eso se lo dedicó. Su complicidad y consejos eran importantísimos para El Tigre. De no haber sido por el papá hubiera sido más complicado que llegase a ser la figura que es", confiesa el periodista.

Falcao sigue emanando esos valores de cuna. Ahora, a sus 35 años, mantiene ese discurso que le ha hecho trascender de los terrenos de juego. "No es un futbolista al uso. Cuando consigue algo, siempre pone por delante a sus compañeros y al equipo. Todo el mundo habla bien de él y eso es por algo", razona el redactor de AS, quien aplaude su aterrizaje en Vallecas: "Fue uno de los mejores '9' del Atlético. Su fichaje por el Rayo es uno de los fichajes de LaLiga, que se había quedado huérfana de referentes. A los franjirrojos les vendrán bien su veteranía, sus goles y todo lo que transmite".

Su llegada ha desatado la Falcaomanía, como ya sucediera en su época de colchonero, cuando vendió más camisetas que el Kun Agüero y Forlán. Hoy por hoy, obtener la del Rayo es misión imposible. Es el objeto más cotizado entre sus compatriotas porque El Tigre sigue siendo su ídolo más querido. "Incluso en sus momentos más bajos, su carisma y calado en Colombia ha sido enorme. Hubo una época en la que James, siendo jugador del Real Madrid, le llegó a pasar en popularidad, pero siempre ha conservado ese cariño del pueblo porque es sencillo, transparente, trabajador... Eso caló", afirma León.

Por todo eso, sus respectivas obras fueron un éxito en aquellas latitudes. "Tuvimos que sacar otra edición con un póster. Allí es un referente, va más allá de lo que es un jugador. Es su mejor embajador. Colombia se hizo rojiblanca por él y por Perea", rememora Díaz, a quien se le quiebra la voz por la acogida del mismo Falcao: "Cuando le llevé la publicación se emocionó y me dio las gracias por el hecho de que alguien hubiera pensado en él". El libro de Javier León también triunfó: "Los niños lo tomaron como referencia y eso me llena de orgullo por los valores expuestos. Es una gran lección de vida y puede ser pedagógico".

Su pelo luce más corto. Los surcos de su rostro están más marcados. Los años han pasado —una década, para ser exactos—, pero hay cosas eternas respecto a Falcao. Una es su idilio con el gol y la otra, la reacción que provoca en la gente. Otro romance casi platónico. "No pierde su olfato y cada tanto suyo puede suponer muchísimo para el Rayo. Contagia cosas positivas al resto. Ha superado todo tipo de obstáculos y es el espejo en el que los más jóvenes pueden mirarse", analiza el redactor de AS. "Si las lesiones le respetan hará muchos goles... ¡Se le caen de los bolsillos! Y en Colombia la marca Rayo cotizará al alza. Bueno, seguro que la hinchada de River también celebra que vuelva a lucir la Franja", bromea León, que le augura un prometedor futuro: "La afición vallecana encontrará en El Tigre la horma de su zapato, por los valores que ambos comparten. Allá por donde pasa este muchacho algo bueno tiene que suceder". El Rayo puede dar fe.