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Si Ruy González de Clavijo hubiese escrito sobre el actual Clásico de Tamorlán...

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Si Ruy González de Clavijo hubiese escrito sobre el actual Clásico de Tamorlán...

Existe un Madrid de las mil y una noches. Un Madrid a 7.884 kilómetros del centro de nuestro país. Un Madrid que, a partir de las 12 de la noche (por las tres horas de diferencia horaria con Uzbekistán), vivirá el Clásico con una normalidad que no gozamos en España. Al menos las familias y amigos se juntarán para ver el partido sin mascarillas porque en este país, que históricamente representó una encrucijada de caminos entre Oriente y Occidente como punto clave en la Ruta de la Seda, es uno de los pocos territorios en el mundo donde prácticamente no existen restricciones sanitarias por la COVID, en donde todos los establecimientos están abiertos, los estadios albergan partidos de fútbol repletos de aficionados y se celebran eventos masivos en pabellones cerrados. Ese lugar se llama Motrit y hace referencia a la capital de España. Madrid es un barrio de Samarcanda, en Uzbekistán, patrimonio de la Humanidad desde 2001. Fue la capital del mítico imperio de Tamerlán (1336-1405). Su nombre real era Amir Timur (Tamerlán es una adaptación europea de su mote, Timur-i-Lang: en persa, Timur El Cojo) y fue el último de los conquistadores nómadas del Asia Central, que empezó con Atila y pasó por Gengis Kan. Amir forjó en apenas 20 años un imperio que asombró al mundo. Era mitad mongol, mitad turco y completamente despiadado porque aniquiló a 17 millones de personas, el 5% de la población mundial en el siglo XIV. Sus dominios abarcaron desde la India hasta orillas del Mediterráneo, un tiempo cubierto por la guerra y la destrucción, pero también por un magnífico esplendor cultural y comercial en el que hubo, sorprendentemente, un espacio reservado para Madrid sin derramar una gota de sangre...

Enrique III, El Doliente y rey de Castilla, con seis millones de habitantes en su Reino allá por el siglo XV y al que sólo le quedaba por recuperar el Reino nazarí de Granada, soñó con crear una alianza con el imperio mongol contra un enemigo en común: el Imperio otomano. Una posibilidad para anular la amenaza que el emperador otomano Bayaceto suponía para el cristianismo, para Medio Oriente y para su propio reino. Para ello encomendó a uno de sus hombres de confianza y jefe de la Cámara real, el madrileño Ruy González de Clavijo, la misión de viajar hasta Tamorlán (así es como se llamaba en tiempos del Reino de Castilla). La expedición se prolongó por espacio de tres años y su detallado relato fue escrito a su regreso, en 1406, en un libro llamado Embajada a Tamorlán, que a la postre se convirtió en una de las joyas literarias de la época medieval en nuestro país. Publicado en 1582, por Argote de Molina, aún hoy es una fuente de información esencial para el conocimiento de ciudades y monumentos artísticos de las ciudades y enclaves que fue visitando hasta llegar a su destino. La minuciosidad de sus descripciones, sus noticias históricas, geográficas e incluso antropológicas, hacen de esta obra una de las más apreciadas por los orientalistas e historiadores que destacan la curiosidad e imparcialidad del narrador. Poco conocido en nuestro país y sin nada que envidiar a Marco Polo, Ruy González de Clavijo posee una calle en la avenida de Samarcanda que desemboca en el mausoleo donde está enterrado el gran Tamerlán. También cuenta con una calle más modesta en Madrid, de apenas 130 metros, cerca del río Manzanares, entre los puentes de Segovia y el de San Isidro; y una placa conmemorativa (Costanilla de San Andrés, 6). González de Clavijo se ganó la confianza del emperador Tamerlán, que estaba realmente interesado por la cultura española. Por todos estos lazos históricos, no es baladí que LaLiga eligiera Samarcanda como uno de los escenarios mundiales en los que se vivirá un Clásico que suelen ver unos 500 millones de personas. El epicentro futbolístico se encuentra hoy en el estadio Di Stéfano, pero hace más de 600 años el mundo giraba en torno a este punto clave de la Ruta de la Seda hasta que el portugués Vasco de Gama descubriera años después la ruta marítima de la India.

Pasión por el fútbol

Khais Rahmanie, que trabaja para LaLiga en Asia Central, nos cuenta “que Samarcanda todavía es un tesoro escondido que no ha sido descubierto por el turismo de masas. Si eres apasionado de aventuras y quieres hacer un viaje el tiempo, es un gran lugar para cualquier turista español para disfrutar de la arquitectura oriental y sentir el espíritu mágico de los siglos IX-XIII cuando Samarcanda era el centro comercial, cultural y religiosa de la región”. El fútbol se vive con auténtica pasión en este país. “Hay bodas en donde se ponen el himno de Real Madrid “Hala Madrid” como la canción de entrada de la boda. Para los aficionados aquí el futbol es una manera para soñar y la rivalidad entre Real y Barcelona causa incluso rivalidad entre amigos e incluso familia”, subraya Khais. No exagera en lo que cuenta. En Uzbekistán hay una peña del Real Madrid muy activa y dos escuelas de la Fundación, una en Samarcanda y otra en la capital, en Tashkent. En el lado culé existe, por ejemplo, un canal de Telegram con casi cien mil seguidores que se llama ‘Catalan Iran’ y que se identifican con Cataluña, el Barcelona y son más antimadridistas que Joan Gaspar y Piqué juntos. En 2008, en la era Laporta en el FC Barcelona, varios jugadores culés se dejaron caer por el país dando diferentes exhibiciones en el país con estadios abarrotados. Messi, Etoo, Puyol e Iniesta cultivaron esa pasión por el Barcelona y el fútbol español. En ese mismo año, en 2008, el FK Bunyodkor Tashkent fichó a Rivaldo, el que fuera mejor jugador del mundo en 1999, y estuvo a las órdenes de Zico. En 2009 llegaron a entrenarse con el Barça de Guardiola en La Masia a cambio de cinco millones de euros. El magnate del petróleo Isok Akbarov, dueño del FK Bunyodkor, cultivó una gran amistad con Laporta que derivó en un hermanamiento entre ambos clubes y dejó a gran parte del país con el sentimiento azulgrana. Ya en 2009, Cristiano congregó más de 20.000 aficionados en otro partido-exhibición, con máster class incluida. Entre los siglos XIV y XV las grandes conquistas vinieron con guerreros montados a caballo. En el siglo XXI, Ruy González de Clavijo tendría que escribir que las batallas se fraguan con un balón de fútbol, donde los clubes españoles Real Madrid y Barcelona han levantado dos imperios que llegan a todos los rincones del mundo.

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