La llegada de Tom Brady al barco de los Tampa Bay Buccaneers ha generado mucho revuelo en el mundo del deporte en general. Dos titanes del Football Americano iniciarán esta temporada un nuevo e ilusionante proyecto por separado. Atrás queda una de las dinastías más grandes de la NFL, los New England Patriots del laureado entrenador Bill Belichick, que intentarán demostrar ahora que se puede ganar sin ‘The GOAT’. Por otro lado, Tom ha conseguido sacar del retiro a un Rob Gronkowski que estaba gozando de la vida plena y satisfactoriamente para encarar juntos un proyecto prometedor.
Para muchos es el mejor tight end de la historia, y su actual regreso no hace más que engrandecer una plantilla ofensivamente peligrosísima
Seis anillos, seis nada más y nada menos, son los que atesoran el quarterback y entrenador. Gronko llegó más tarde a la franquicia, pero fue, sin duda, pieza clave en la consecución de los tres últimos. Siempre se le ha tildado de fiestero, sin embargo nunca ha dejado de ser un gran profesional dentro del campo. Para muchos es el mejor tight end de la historia, y su actual regreso no hace más que engrandecer una plantilla ofensivamente peligrosísima con nombres tan estelares como los de Mike Evans y Chris Godwin.
Es difícil ver esta posición tan sobrecargada de jugadores en los rosters de las franquicias NFL. La gerencia de los Tampa Bay Buccaneers ha tenido que hacer malabares económicos para tener tanto y tan buen producto en dicha posición. Un tight end es un híbrido de receptor y bloqueador al que se suele alinear al lado de los hombres de la línea ofensiva. Es ahí, en las trincheras, donde puede generar peligro gracias a su altura y atleticismo. Las rutas que estos jugadores realizan son un seguro para los pases de los quarterbacks que buscan mantener vivo el drive sin demasiado riesgo. Otra de las características importantes que aporta tener a un tight end es que los corredores también se puedan beneficiar de huecos gracias al bloqueo de estos mastodontes. En su momento fue la posición de moda, pues es un arma más para obtener esas yardas fáciles que el quarterback desea. Todo vale para conseguir ese avance extra, esa pulgada a pulgada que remarcaba Al Pacino en aquel mítico speech de la película ‘Un domingo cualquiera’.
EL ÉXITO DEL DOBLE TIGHT END
En 2010 Bill Belichick estableció una revolución en el sistema de juego que volvería locas a las defensas rivales. La dupla de rookies que formaron Aaron Hernandez y Rob Gronkowski fue historia de la NFL. Era curioso verles alineados conjuntamente en muchos drives, las estadísticas fueron demenciales. Sin embargo, tres años después todo se fue al garete, pues Aaron Hernandez cometió aquel terrible asesinato que a la postre le llevaría a ser sentenciado a cadena perpetua.
Los drafts de Belichick suelen ser siempre bastante criticados, sin embargo él siempre consigue sacar ese jugo a jugadores que en el proceso preselección no suelen destacar tanto como otros. En otras palabras, Bill es un maestro en cuanto a obtener piezas que le puedan encajar en su gran puzzle. Curiosamente, en este draft 2020 la historia de hace 10 años atrás se repite con la selección de dos tight ends. Devin Asiasi y Dalton Keene son los nombres a apuntar. Con estos dos rookies los New England Patriots cubren suficientemente bien la baja de un Benjamín Watson que decidió retirarse a los 39 años de edad.
En cuanto al puesto de quarterback, los mandos de la franquicia de Foxborough parecían estar asignados al joven Jarrett Stidham. Sin embargo, y en un giro reciente de los acontecimientos, ha saltado la gran noticia: Cam Newton ha firmado un año con los New England Patriots. El que fuera MVP en 2015 se encuentra a sus 31 años ante una de las últimas oportunidades de su carrera. Las lesiones han marcado sus anteriores temporadas, y la imposibilidad de realizar pruebas médicas en tiempos de Covid-19 ha hecho dudar a más de una franquicia acerca de su estado físico. Venganza es un término que se ha leído mucho todos estos meses. En Carolina Panthers fue cortado el 25 de marzo y, según el propio Cam, la relación desde entonces con la franquicia ha sido tormentosa por el trato dispensado. Bill Belichick lo ha tenido bastante claro apostando por ‘SuperCam’, y el quarterback a través de las redes sociales ya ha mostrado su contento: “Espero que estéis preparados”, decía el nuevo QB de los Patriots.
EL CUERPO DE TIGHT ENDS DE BUCS
A Gronkowski le toca la ardua papeleta de enseñar a sus nuevos compañeros la mágica conexión que pueden llegar a tener con el aclamado quarterback. Las formaciones dobles de esta posición serán vistas la mayoría de las veces, sin embargo el espectáculo visual estará servido cuando se usen a tres en la misma jugada. El abanico es amplio y de calidad.
O.J Howard fue drafteado en la primera ronda del draft de 2017, el equipo ejerció la opción de extensión de contrato por quinto año que la NFL deja hacer a las primeras rondas de draft. La incógnita de este chaval es ver si las lesiones que ya ha tenido no le azotan más de lo que ya lo han hecho.
Por su parte, Cameron Brate posee unas manos bastante efectivas para la recepción y es sin duda un objetivo seguro en pases a la zona de anotación. Podríamos decir lo mismo de Tanner Hudson, del que se espera una evolución aun mejor de lo que se imagina.
Antony Auclair es más bloqueador que receptor, pero la trampa siempre puede estar ahí con este tipo de jugadores que proporcionan una segunda oportunidad en cada jugada. Jordan Leggett fue premiado como el mejor tight end de College en 2015, y aunque ha pasado más tiempo en el Practice Squad que en el roster puede dar ese salto de calidad que le acerque al nivel mostrado en la universidad. A estos nombres también se le suma el de Codey McElroy, el cual tendrá que esperar una oportunidad poco probable.
TOM BRADY, UN SEGUNDO COACH
La llegada de Rob Gronkowski plantea un escenario nada descabellado, y es que el actual poseedor de seis anillos sin duda quiere ir a por el séptimo, en un intento por ser reconocido como el artífice principal de aquellos maravillosos años de los Patriots. Con 42 años, Tom llega a unos Buccaneers entrenados por el veterano Bruce Arians. En 2017, Arians anunció su retirada tras cinco años en Arizona Cardinals, pero dos años después saltó la sorpresa tras su regreso a la liga donde ha entrenado este año a los Tampa Bay Buccaneers.
“Mi trabajo como entrenador es el de no permitir que nuestra defensa regrese al terreno de juego”
Bruce Arians
Su filosofía de juego “No risk it, no biscuit” (algo así como “si no arriesgas no ganas”) es la imagen perfecta del entrenador que querría un quarterback. El ahora QB de los New Orleans Saints, Jameis Winston, tuvo un 2019 agridulce con los Buccaneers: si bien es cierto que fue el líder de la liga en cuanto a yardas totales de pase, también fue criticado y posteriormente defenestrado por sus 30 intercepciones. “Mi trabajo como entrenador es el de no permitir que nuestra defensa regrese al terreno de juego”, decía Arians en su etapa con los Cardinals.
Paradójicamente, Bruce Arians no ha sido un coach que haya utilizado demasiado a los tight ends en su carrera, y es curioso como ahora en los Bucs se encuentra con posiblemente el mejor grupo de la historia de la NFL por calidad, cuantía y nombres. Rob Gronkowski aquí juega un papel importantísimo, pues a poco que cualquiera se ponga a pensar, se deduce que ha sido llamado por Tom para rediseñar conjuntamente un nuevo libro de jugadas que permitan al veterano quarterback tener un abanico de posibilidades mayor en cuanto a pases de yardaje corto.
Son muchas las veces que los periodistas y los fans han intentado exponer el declive de Brady sin mucho éxito, pero seamos francos: la edad no perdona a nadie, y este intento por alcanzar de nuevo la codiciada Super Bowl tiene pinta de estar orquestada en mayor parte por nuestro quarterback protagonista. Todos los movimientos en postemporada han sido por y para él. Es inevitable echar la vista atrás para recordar aquel anillo de Peyton Manning con Denver Broncos y la similitud que hay con respecto a este proyecto.
Tom Brady no quiere dejar nada al azar y es por eso por lo que necesita controlar que todo lo que tiene a su alrededor, intentando maximizar las posibilidades de triunfo con respecto a su forma de jugar y a su estado físico. Yéndonos a otro deporte, esta situación recuerda a aquel año en el que Valentino Rossi decidió cambiar la Honda ganadora por la Yamaha que por aquellos entonces no era nada competitiva. ¿Será Tom Brady capaz de alzarse aún más en el olimpo deportivo ganando la Super Bowl que se celebra en el propio estadio de los Buccaneers este año? O por el contrario, ¿podrá Bill Belichick en años venideros demostrar que el quarterback que tuvo no lo era todo? Y por último, ¿será la posición de tight end la pieza clave? Nos esperan dos años muy interesantes en la NFL.