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Stoichkov, el Balón de Oro más temperamental

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Stoichkov, el Balón de Oro más temperamental

Hristo Stoichkov ejemplificó a la perfección lo que significa ser un delantero polivalente. El búlgaro, que podía jugar tanto en punta como escorado en la banda izquierda, tenía una potencia endiablada que unido a su técnica, le hacían casi imparable. A esto hay que añadirle su cañón en la pierna izquierda, que servía tanto para asistir con centros al área, como para ver puerta y un carácter que en más de una ocasión le valió para recibir amonestaciones. Stoichkov es otro de los grandes jugadores de la historia del Barcelona, integrante del equipo de su primera Champions, que alcanzó su culmen futbolístico en 1994. Año en el que se proclamó ganador del Balón de Oro.

Inicios

En 1985, con 19 años, da el salto al equipo más grande de Bulgaria, el CSKA Sofía.

Una Bota de Oro le encumbró en Bulgaria. Stoichkov comenzó su carrera en su país natal. Antes de llegar a la élite, pasó por el Maritza Plovdiv y el Zhevros Jarmnli. En 1985, con 19 años, da el salto al equipo más grande de Bulgaria, el CSKA Sofía. Su desempeño en este club será clave en el devenir de su carrera deportiva. En el apartado colectivo, ganó tres Ligas, tres Copas y una Supercopa en Bulgaria. Su idilio con el gol será constante; y en seis temporadas anotará 92 tantos. Especialmente reseñable fue la cifra que consiguió en la temporada 1989-90, cuando tras anotar 38 dianas se proclamó Bota de Oro de Europa. Se estaba gestando una nueva estrella.

Tres claves para llegar al Barça. La Bota de Oro fue la última muestra que necesitó el equipo blaugrana para hacerse con los servicios de Stoichkov, pero hubo dos claves más. La primera: Cruyff. "Cruyff cambió mi vida y la de muchos jugadores. A mi me sacó de un país comunista cerrado como Bulgaria para traerme a Catalunya y jugar en el Barça y eso siempre lo tendré presente", comentó el exjugador en Panenka. El fichaje del búlgaro fue una petición expresa del holandés. La segunda clave, tuvo lugar una temporada antes de su contratación. El CSKA se enfrentó en semifinales de la Recopa al Barcelona y Stoichkov sacó a relucir toda su calidad. "Tuve la fortuna de marcar tres goles (dos en el Camp Nou y uno en Bulgaria) en aquella decisiva eliminatoria que acabó clasificando al Barça para la final de Berna. Esos tres goles seguramente marcarían toda mi carrera deportiva", explicó hace unas semanas en la web del Barça.

Ídolo en Barcelona. "Fueron meses de incertidumbre. A finales de 1989 yo ya tenía un precontrato firmado con el Barça… pero ¡no se lo había dicho ni a mi mujer ni a mis padres! No quería que nada se torciera, así que estuve callado hasta que se hizo oficial en mayo de 1990", comentó Stoichkov. El fichaje del búlgaro se hizo oficial tras el pago de 400 millones de las antiguas pesetas. El delantero tuvo una aclimatación excelsa al conjunto blaugrana y desde el primer día se ganó el cariño de la afición.

Cruyff y su 'Dream team'. Cruyff consiguió juntar en el Barça una hornada de futbolistas que durante varios años hicieron las delicias de los amantes del buen fútbol. Conocido como el 'Dream team', el equipo dirigido por el fallecido entrenador holandés, tenía en sus filas a figuras como Koeman, Guardiola, Laudrup, Bakero, Zubizarreta y al propio Stoichkov. Posteriormente llegaría Romario y durante años dominaron el panorama fútbol en España, alzándose campeones de cuatro Ligas de manera consecutiva, entre 1991 y 1994.

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“Cruyff me llamaba ‘cabrón’, en tono cariñoso, y siempre conseguía picarme para que me motivara. Un día, antes de jugar un partido en Tenerife, me dijo: ‘nos jugamos 100.000 pesetas a que mañana no metes dos goles’. Acepté el reto. Nos pusimos por delante, pero el primer gol lo marcó Laudrup. El segundo lo marqué yo antes de que acabara la primera parte. Nada más iniciarse la segunda mitad vi el número 8 en el luminoso: me cambió y no me dejó ni la opción de intentar marcar el segundo”, comentó el pasado año el búlgaro en Mundo Deportivo.

El punto culmen del Dream Team llegó en 1992, cuando los blaugranas ganaron su primera Copa de Europa, venciendo por la mínima (y en la prórroga) a la Sampdoria (1-0), en la final de Wembley. Con el Barça, Hristo se alzó con 15 de los 24 trofeos que ganó a lo largo de su carrera: cinco Ligas, una Champions, dos Copas, cuatro Supercopas, una Recopa y dos Supercopas de Europa.

Balón de Oro en su mejor año. 1994 fue el año que encumbró a Hristo Stoichkov. Nos encontramos a caballo entre su cuarta y quinta temporada con el Barcelona donde tiene un papel fundamental. A pesar de no ser su año más goleador en Liga, en la última jornada contra el Sevilla, jugándose el título contra el Deportivo, anotó dos goles y dio una asistencia en la victoria de los blaugranas. Este hecho unido al pinchazo del Deportivo contra el Valencia le dio una nueva Liga a los blaugrana. En la Copa de Europa también tuvo un papel destacado, sin embargo no pudo poner la guinda con un nuevo título, ya que a pesar de llegar a la final, el Barça cayó contra el Milán con contundencia (4-0). La guinda de ese año fue el gran papel de Bulgaria en el Mundial de 1994, en el que terminó en cuarto lugar. Stoichkov fue protagonista principal, al proclamarse como máximo goleador del torneo con seis tantos. Con todas estas premisas llegó lo evidente y se llevó el Balón de Oro con total merecimiento. "Quise obsequiar con algunas réplicas del galardón a aquellos que tanto me habían apoyado. Encargué hasta cuatro réplicas del Balón de Oro: una para el Barcelona (que está expuesta en el museo del club), otra para el CSKA Sofía, otra para Jordi Pujol y otra para el presidente búlgaro Zheliu Zhelev", comentó el propio jugador hace unos días en los medios de comunicación del Barça. El mes pasado se cumplió 30 años del fichaje de Stoichkov por el Barça, club en el que estuvo en dos periodos.

Su pisotón a Urizar. Es de sobra conocido el temperamento del búlgaro, algo que le ha acompañado durante toda su carrera, y que le ha jugado muy malas pasadas. En 1990 tuvo uno de los momentos más sonados que se le recuerdan, en el que sacó todo su carácter a relucir. El hecho se produjo en diciembre, en el partido de ida de la Supercopa de España contra el Real Madrid. A pocos minutos para el final de la primera parte, el búlgaro simuló una falta que el árbitro (Urizar Azpitarte) no señaló. Cruyff saltó en el banquillo protestando: "¡Siempre igual, pitando para el mismo lado!". Urizar intentó tranquilizar al holandés, pero acabo siendo expulsado. En ese momento, Stoichkov se acercó al colegiado y le pisó el empeine, por lo que terminó siendo expulsado y sancionado con seis meses de suspensión. "Tras el pisotón, el equipo trabajó conmigo para calmarme. Yo era muy joven y Cruyff y Rexach hablaron conmigo para relajarme. Yo siempre he sido una persona con mucho carácter y eso también hay que trabajarlo. Y una cosa no cambia la otra. Yo estoy orgulloso de mi personalidad", comentó el búlgaro hace un mes.

"Tras el pisotón, el equipo trabajó conmigo para calmarme. Yo era muy joven y Cruyff y Rexach hablaron conmigo para relajarme"

Inciddente con Urizar

"De aquel episodio del pisotón aprendí a jugar más relajado. Me decía a mí mismo: “No hagas esto, no hagas lo otro”. Además, debo decir que, con los años he acabado teniendo una gran relación con aquel árbitro, Urízar Azpitarte. Fui a visitarle a su casa en Bilbao y él también estuvo presente en Bulgaria, en la presentación de mi biografía. Al final, él también forma parte de mi historia como futbolista", finalizó Stoichkov.

Se declara como antimadridista. "Soy búlgaro, pero una cosa es ser búlgaro y otra barcelonista. Para definirme bien, soy antimadridista", ha comentado Stoichkov en varias ocasiones. Nunca lo ha escondido y siempre que ha tenido ocasión ha lanzado dardos contra el Real Madrid. "El Madrid me da asco, nunca me veréis con una camiseta blanca", dijo en otra ocasión. Lo cierto es que su rendimiento individual contra el equipo madrileño no fue el esperado. Sólo dos goles en 15 partidos. También vio dos expulsiones contra los blancos.

En Italia no se adaptó. En la temporada 1995-96, habiendo ganado todo en Barcelona, probó en una nueva Liga: la italiana. Llegó al Parma con el cartel de estrella, pero no pudo adaptarse. Scala, técnico por aquel entonces, no supo aprovechar su velocidad y los cambios de esquema no ayudaron a que el búlgaro se adaptara. Su familia tampoco encontró el calor que tuvo en Barcelona durante cinco temporadas y tras una campaña sin mucho brillo regresa a España. Las cifras goleadoras de Hristo comienzan a caer, y ya no volverán a ser lo mismo.

En el Barcelona la realidad será la misma. Sin Cruyff en el banquillo, el búlgaro no conseguirá asentarse en el once durante las dos temporadas siguientes. El delantero apenas contó para Robson durante el primer año y lo mismo le ocurrió con Van Gaal, que tampoco le tendrá entre sus elegidos, en el curso siguiente.

Nuevas experiencias en sus últimos años. A partir de 1996 el rendimiento de Stoichkov comienza a decaer y sus siguientes equipos empiezan a ser de clase media. El búlgaro deja el Barcelona (segundo periodo), con 31 años. Aún tiene fútbol por delante, pero ya no será al mismo nivel. En estos últimos años añadirá varias experiencias a su carrera en Bulgaria (CSKA), Arabia Saudí (Al-Nasr), Japón (Kashiwa Reysol) y Estados Unidos (Chicago Fire y D.C. United).

Se llevó el carácter al banquillo. Tras colgar las botas, Stoichkov se formó como entrenador para seguir ligado al fútbol. Justo el mismo año en el que se retira como jugador, es nombrado seleccionador nacional de Bulgaria. Al igual que en su carrera como jugador, el carácter le acompañará en los banquillos. Varios jugadores de la selección dejaron el equipo por discrepancias con el seleccionador. En 2007 acepta un nuevo y más complicado reto al firmar por el Celta con el objetivo de conseguir la permanencia en Primera. Sin embargo el equipo descenderá y en octubre Stoichkov dimite de su cargo. Su siguiente aventura irá mejor en cuanto a lo deportivo. En 2009 firma por el Mamelodi Sundowns, de Sudáfrica y aunque consigue acabar en segunda posición durante el primer año, termina dejando el puesto en 2010 al no encontrar un acuerdo con el dueño del club.

Su última experiencia en los banquillos le llevó en 2013 al equipo en el que comenzó como profesional, el CSKA Sofía. Pero de nuevo tuvo problemas con los dirigentes y acabó abandonando el club tan sólo un mes después de empezar. "Estoy decepcionado por las mentiras, las promesas falsas, las evidentes deudas y los secretos. "Este ambiente (en el club) no es el mío y no corresponde a mi noción de juego honesto, profesional y transparente. Es imposible conseguir metas elevadas si falta el respeto entre jugadores, entrenadores y empleados, por una parte, y los propietarios del club, por otra", afirmó tras abandonar el club.

En los últimos años ha ejercido como comentarista deportivo, pero al igual que en sus otras dos etapas, siempre rodeado de polémica por su fuerte temperamento y alguna declaración salida de tono. Stoichkov pasará a la historia por sus grandes temporadas en el Barcelona, aunque siempre será recordado por ese genio que le acompañó y que en algunos momentos se impuso al gran jugador que fue. Él siempre se ha sentido orgulloso de su personalidad. Al final todo se resume en la frase que él mismo dijo hace unos años: "El carácter no se compra en las farmacias. O se tiene o no se tiene".

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