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En busca de la felicidad: parte 2

CON YARDAS Y A LO LOCO

En busca de la felicidad: parte 2

Lo prometido es deuda, vuelvo a analizar los movimientos que más me han sorprendido en este tiempo de agencia libre.

Unas manos para mimar

Los Bills han olido la sangre de la presa con la separación de la pareja Belichik-Brady y están dispuestos a cazarla a cualquier precio. Han sentido el ‘picorciiiito’, como diría Guille Giménez, y se han lanzado. A esto responde la adquisición del exreceptor de los Minnesota Vikings Steffon Diggs, uno de los mejores wide-receivers de la liga, a cambio de su pick de primera ronda, de quinta, de sexta del Draft de 2020 y el cuarto del 2021. Una inversión importante, cuanto menos.

Dejando de lado el coste de este traspaso, los Bills han adquirido al WR1 que tanto necesitaban. Unas manos que puedan recoger esos ‘melones’ que, más veces de lo recomendado, suelta Josh Allen. Es cierto que la camada de receptores del draft pinta a histórica, pero con Diggs, jugador ya contrastado, eliminas cualquier atisbo de bust o pufo, en español. Los de Buffalo han hecho caso al dicho “lo barato sale caro”, y no se la han jugado con un proyecto sino con una realidad.

Los Vikings, ¿Qué? Nadie lo sabe. Pieza a pieza, una de las mejores plantillas de la NFL se ha ido deconstruyendo sin haber un motivo aparente... Espera, Kirk Cousins recibe un dineral que todavía no se ha ganado en el ruedo y las cuentas no salen. Volviendo a Diggs, su marcha deja a Adam Thielen (primera camiseta que tuve de la NFL, por cierto) como el mejor receptor de los vikingos. El bueno de Adam no es malo, pero ni mucho menos es una estrella. Un quiero y no puedo. Por ello, Mike Zimmer, ese ser entrañable con sus gafitas de CrossFitero y su cara de enfado permanente, fiará todo a una defensa, también mermada, y a un Dalvin Cook que sano es de los mejores de la liga pero vive en la enfermería demasiado.

El todo por el todo

Los Ravens saben que, en estas fechas, son uno de los principales candidatos a alzarse con el trofeo Lombardi. Eric DeCosta, general manager de los córvidos, se propuso en esta offseason dar a John Harbaugh, head coach de los Baltimore Ravens, ese salto de calidad necesario para alzarse como el mejor equipo de la National Football League. Por el camino han perdido a Marshal Yanda, pero no todo iba a ser un camino de color de rosas. La NFL es ese profesor que en el examen te ponía un sobresaliente, pero que en la evaluación te ponía un triste notable bajo con esa cara de ‘y no te me quejes que te casco el sufi’.

La agencia libre del equipo de Baltimore ha ido encaminada principalmente a mejorar la línea defensiva. Una unidad que ha sido santo y seña de la franquicia córvida pero que el año pasado intercambiaba actuaciones estelares con otras cuanto menos dudosas. Un nombre sobresale por encima de todas las contrataciones: Calais Campbell. El defensive line es todo lo que necesitaban el equipo de la AFC Norte: enorme presencia en las trincheras, capacidad de rush y un tipo que cae de pie en cualquier vestuario. Además, menudo precio. DeCosta fue a ver qué se cocía por Jacksonville y salió con un Calais Campbell a cambio de una quinta ronda.

La vida no sigue igual

El tango de los quaterback ha sido digno de ver en este periodo ya que... mira, Gronkowski ha vuelto a la liga. No hablar de eso sería un error que no estoy dispuesto a cometer. Además, no ha vuelto a los Patriots lo que le da mucho más morbo. ‘Gronko’ ha buscado encontrarse con su amor platónico. El enorme tight end ha sentido que es el momento para jugársela por su persona especial, llamada Tom Brady, en la siempre romántica bahía de Tampa. Todos hemos sentido eso alguna vez y a unos pocos afortunados nos ha ido bien.

Deportivamente, el movimiento está lleno de dudas. ‘Gronko’ llevaba un año inactivo tras retirarse por el maltrecho estado de su cuerpo en general (pocos jugadores han recibido tanto castigo físico). Todo esto puede llevar a pensar que su participación en la regular season puede ser casi testimonial (más teniendo a Cameron Brate o OJ Howard), pero todos sabemos que Gronkowski será el encargado de recibir el balón en el momento de la verdad Por otro lado, a los Buccaners les queda un ataque de ensueño con Brady, como quaterback; Evans y Godwin, como receptores y Gronkowski, Brate o Howard como alas cerradas. Canela en rama. Por el lado patriota, poco o nada hay que decir. La gerencia de Foxborough ha sacado una cuarta ronda por un jugador que vuelve del retiro y que no quiere jugar con ellos. Como que la copa de Yacaré cueste los cinco euros que te quedan en la cartera una noche de fiesta, no te cambia la noche pero te alarga un poco más la diversión.

Sin embargo, no podía acabar este reportaje sobre la agencia libre sin soltar dos pensamientos que desde hace unos días sobrevuelan en mi cabeza. ¿Por qué Gronkowski pega tanto en cualquier película de ‘American Pie? ¿Podrá ‘Gronko' celebrar algún touchdown en el barco pirata del Raymond James Stadium?

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