Palestina es tal vez el único pueblo del mundo que se puede preciar de tener dos equipos de nacionales de fútbol. El primero, de manera oficial, es su propia selección, afiliada a la Confederación Asiática de Fútbol y a la FIFA desde 1998. El segundo, de manera sentimental, es el Club Deportivo Palestino, que tiene su casa en la comuna La Cisterna, en el sur de Santiago, la capital de Chile. El equipo milita en la primera división de fútbol de ese país y defiende, a más de 13.000 kilómetros de Palestina, los colores y la lucha del pueblo de sus ancestros.
Chile es hogar de la comunidad palestina más grande que vive fuera de Oriente Próximo con cerca de 400.000 personas. Desde finales del siglo XIX, el país se convirtió en el puerto de llegada de miles de palestinos, aunque fue en las dos primeras décadas del siglo XX cuando se produjo el mayor desplazamiento, producido por el temor a que el Imperio Otomano, al cual pertenecía el territorio de la actual Palestina, entrara en un conflicto internacional. En aquella época, los barcos que viajaban a Sudamérica solían llegar a Buenos Aires, capital de Argentina. Desde allí, un viaje a Chile implicaba atravesar la sinuosa geografía del Cono Sur, con la Cordillera de los Andes incluida, y soportar bajas temperaturas, la altura, la posibilidad de asaltos y demás condiciones. Manuel Hasbún, secretario general de la Asociación Palestina de Chile, explica por qué el largo país andino se convirtió en destino final para tantos palestinos: “Se atribuye su preferencia por Chile al hecho de que, según los testimonios, probablemente algunos de los primeros inmigrantes quedaron fascinados por el clima y el paisaje de la región central del país, que parecían emular el retrato de su Palestina natal”.
En 1916, la comunidad palestina en Chile ya era lo suficientemente grande como para crear un equipo: el Club Sportivo Palestino. Esa formación se convirtió en antecesora del Palestina Sporting Club, fundado en 1920, y que es la semilla del Club Deportivo Palestino que hasta hoy disputa la liga chilena. A lo largo de 28 años, el equipo sólo participó en torneos aficionados y era un punto de encuentro para los miembros de la comunidad palestina en Chile. Sin embargo, en 1948 un hecho cambió de manera definitiva su esencia: la fundación el Estado de Israel, su ubicación en territorio palestino y el comienzo de un conflicto entre ambas partes que sigue vigente en la actualidad, pese a los intentos de paz. Hasbún explica: “Fue tal el impacto que este drama ocasionó entre los inmigrantes y en las primeras generaciones nacidas en Chile, que, pese a su dolor e impotencia, decidieron hacer algo que estuviera a su alcance”.
Ese “algo” fue recrear el club de fútbol, en 1949, para enarbolar la causa de Palestina con el nombre que tiene hasta la actualidad. Comenzó entonces un vertiginoso ascenso que pronto llevó al equipo a la élite del balompié austral mientras, gracias a los resultados positivos, el nombre de su tierra ancestral aparecía escrito en los periódicos y era escuchado en la radio. En 1952, tres años después de la refundación, el Palestino pasó de la práctica aficionada a la segunda división. En 1953 se coronó campeón en esa categoría y ascendió a Primera en la siguiente temporada. Desde entonces ha permanecido en la máxima categoría la mayoría del tiempo, con algunos breves pasos por segunda (1971-1972 y 1989).
La aventura de crear ese equipo de fútbol cumple 100 años en agosto próximo. A lo largo de ese centenario, el Palestino ha cosechado varios títulos: ha sido dos veces campeón de la Primera División (1955 y 1978), tres veces de la Copa Chile (1975, 1977 y 2018) y tres de la Liguilla Prelibertadores (1975, 1977 y 2014). Además, ha ganado dos veces la Segunda División (1952 y 1972), ha participado en la Copa Libertadores en tres ocasiones (1979, 2015 y 2019) y una vez en la Sudamericana (2016). Aparte del equipo de fútbol, con el que ha ganado fama dentro y fuera de las fronteras chilenas, el club tiene también una filial femenina (campeona del torneo clausura de 2015), una de futsal y otra de baloncesto.
El lema que adoptó el equipo es toda una declaración de intenciones: “Más que un equipo, todo un pueblo”. La frase deja claro que la esencia del Palestino no se limita a lo deportivo. De hecho, la relación del equipo con su pueblo de origen goza de excelente salud hasta la actualidad. En la última década el vínculo se ha afianzado aún más, a tal punto que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbás, envió en 2014 un mensaje al equipo en el que lo definió como “la segunda selección de fútbol de Palestina”. Además, los partidos de la Copa Libertadores y de la Copa Sudamericana en los que el equipo ha participado han sido transmitidos en la televisión palestina.
El compromiso del equipo con la causa palestina lo ha llevado a ser el centro de algunas polémicas. Una de las más recordadas ocurrió a finales de 2013, cuando incluyó en su camiseta oficial el mapa de Palestina (de la región en la que están ubicados los territorios palestinos de Cisjordania y Franja de Gaza, y el del Estado de Israel). El presidente de la Comunidad Judía de Chile, Gerardo Gorodischer, rechazó el uso de la prenda e incluso pidió un castigo para el equipo: "Rechazamos la importación del conflicto de Medio Oriente a Chile, esperamos sanciones de la Asociación Nacional de Fútbol Profesional al Club Palestino infringiendo normas FIFA". A pesar de eso, la camiseta fue un éxito en ventas y encontró a algunos de sus clientes en Marruecos y Alemania, según informó en su día la prensa chilena. Tras la polémica, el mapa se siguió usando.
El vínculo, sin embargo, no se limita a un apoyo a la distancia. De hecho, varios jugadores chilenos que han militado en el equipo han optado por jugar para la selección absoluta de Palestina. Además, la plantilla del equipo ha viajado desde Chile a los territorios palestinos en giras deportivas en la que ha sido recibida con entusiasmo por sus paisanos árabes. Y a la inversa también: el presidente Abbás visitó en 2018 el estadio de La Cisterna, la casa del Palestino, durante un viaje que hizo por Latinoamérica.
El activismo del equipo ha hecho que, alrededor del mundo, muchos simpatizantes de la causa palestina que no tienen ningún vínculo hereditario con ese pueblo se sientan identificados con el club de La Cisterna. Uno de los grandes méritos del Palestino es mantener hasta la actualidad en la memoria colectiva de Chile el nombre de su nación de origen, cuya existencia ha estado amenazada a lo largo del último medio siglo debido al conflicto. Por eso, con tono de satisfacción, Hazbún apunta: “Ello constituye un sueño que jamás imaginaron los visionarios refundadores de 1949“.