PortadAS
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Hay futbolistas que jugaron más tiempo en la órbita del Madrid que en sus propios clubes. Pogba es uno de ellos, como le pasó a Maicon y le ocurrirá a Mbappé. El centrocampista francés, por mucho que espere, lo tiene muy difícil para fichar por el Madrid. No debe culparse, y sí a Fede Valverde. Pogba brillaría de blanco por ser así: un futbolista que rinde según el contexto, y el Madrid siempre es lo más alto.
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Lo de Mbappé es tan serio que el planeadísimo futuro del Madrid no tendría sentido sin él. El desempeño de Vinícius y compañía sería doblar la rama para que Mbappé recoja las frutas: cabezazos, goles con la diestra, remates de zurda y regates al portero. El francés ya ha demostrado en el PSG lo mismo que dice el abecedario: la M siempre se sentirá superior a la N.
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La cuarentena nos ha cambiado la rutina. Algunos han dejado de trabajar para ponerse a hacer pan. Parece que al fin todos estamos en la misma sopa. Menos unos: los directores deportivos. Como en cada temporada, abril ya es un mes para pensar en fichajes. Antes lo era para curarse los fracasos y ahora es un pasatiempo al que agarrarse. Muchos de mis amigos se acuestan a las 5 de la mañana pensando en Haaland.
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En el Barça las cosas funcionan así: mal. Lo que ocurre en el campo es un milagro si lo comparas con la parte de arriba. Los problemas ya han superado cualquier frontera; el último en irse ha sido un delfín. Así llaman los franceses al sucesor de un cargo, en este caso, de Bartomeu. Rousaud ha abierto un camino peligroso, porque si han salido los delfines también podrían irse las vacas sagradas.
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El mercado de este verano se ha convertido en un escenario inopinado. Tanto, que por no haber puede que ni haya verano. Pero hay futbolistas que ya se preparan por si acaso. Los de la portada son un claro ejemplo. Cavani y Mertens lideran la retahíla de agentes libres, siendo un perfil tan demandado. A ambos se les vincula con el Atleti: delanteros y baratos.
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Lo más preocupante de la deriva institucional del Barça no es su cercana quiebra económica, sino su ya confirmada quiebra moral. Un club que pretendía trascender por sus ideas de vanguardia y progreso ya solo se sostiene en Messi, Piqué y Ter Stegen. Tres figuras muy lejanas a Bartomeu, un tipo del que las madres solían sospechar. Está hundiendo al Barça con su cara de mosquita muerta.
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"Sólo su DNI, su voz y su cara son de adolescente. Su forma de pensar y de jugar son de una persona y un futbolista al que los 18 le quedan muy atrás". "Es lo que dicen de él y es verdad", confiesa Cortegana tras acercarse a Kubo y los suyos. El japonés es un mediapunta con nombre y zurda de geómetra. El Madrid se adaptó a los tiempos modernos cuando empezó a fichar enganches cuerdos.
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