Lo que no logró la Segunda Guerra Mundial lo consiguió un microbio. Se paró todo, cuando la industria del fútbol parecía cada vez más imparable. Los jugadores han bajado a la Tierra por el motivo más humano: una pandemia vírica, que afecta a todos por igual. Banqueros, profesoras, ingenieros y futbolistas. Puede que tras el parón los domingos por la noche nos acostumbremos a dar las gracias a Carmen, nuestra enfermera, y no a Messi.