Desde fuera del campo de Osasuna se ven más almenas que asientos. Es una encerrona obligada para ganar la Liga, porque es malo sufrir, pero es bueno haber sufrido. Zidane llevó a Bale de titular como terapia de golpe. Algunos psicólogos cambian las caricias por las bofetadas, en sus pacientes más perdidos. Ni por esas. En Pamplona sí volvió Casemiro, que ya rinde en alfombras rojas, arenas movedizas y ante la prensa.