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Equipos desaparecidos: Wimbledon

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Equipos desaparecidos: Wimbledon

Los de Londres se hicieron célebres gracias a una plantilla extremadamente violenta, que pasó a la historia con el nombre de 'Crazy Gang'. Ese época se cerró con la victoria en la FA Cup de 1988 ante el Liverpool

En la década de los 80, el Wimbledon era un equipo de fútbol casi centenario que había competido bien lejos de la primera división inglesa por la mayor parte de su historia. Durante ese periodo, se hizo famoso no tanto por sus victorias, sino por haber sido la casa de una banda de jugadores violentos que supo imponerse por su fuerza y por su unidad. Se hicieron célebres con el nombre de Crazy Gang y para cada adversario se convirtieron en una pesadilla que, en algunos casos, podía acabar con el fin de una carrera. Gracias a ellos, en el barrio de Londres se hablaba de algo más que el tenis.

El Wimbledon FC nació en 1889 de la mano de un grupo de estudiantes. Jugó varios años en las categorías inferiores como la Athenian League y la Isthmian League, que ganó ocho veces. La primera etapa no profesional fue tan poco emocionante que casi se resume en una línea. Pero algo cambió cuando los 80 se acercaron. En la temporada 1974-75 llegaron a la cuarta ronda de la FA tras ganar a un equipo profesional: el Burnley. Sólo el Leeds United, en racha de victorias, logró pararlos. Con el fichaje de Dave Bassett como entrenador en la 1983-84, el Wimbledon fue vicecampeón de la tercera división y en breve pudo por fin clasificarse para la que entonces se llamaba First Division, la madre de la actual Premier League. Ahí la historia de la Crazy Gang empezó.

Los protagonistas eran sobre todo seis: Dave Beasant, Eric Young, John Fashanu, Dennis Wise e Vinnie Jones. El de más talento era sin duda Wise, que luego acabó jugando con el Chelsea, entre otros. Sobre él, sir Alex Ferguson dijo: “Podría hacer estallar una pelea en una casa vacía”.

Jones veía la cancha como si fuera un campo de guerra y cada futbolista del otro equipo como un enemigo. Su nombre se hizo leyenda por la tarjeta roja más rápida de la historia, tras sólo tres segundos después del primer silbato del árbitro. En total, suma 12 rojas en su carrera, segundo sólo por detrás de Roy Keane. Era tan violento que autoprodrujo una serie de VHS llamada Soccer’s Hard Man en la que comentaba sus entradas más extremas y explicaba cómo hacer más daño. El presidente de la asociación de fútbol británica estaba tan enfurecido con él que llegó a insultarle: “Tiene la capacidad intelectual de un insecto”, dijo. Le impusieron tres años de sanción, pero la fama que su personaje le dio se tradujo en una carrera como actor con presencia en películas como The Snatch y X-Men.

El único que quizás pudo acercarse a sus gestos fue John Fashanu, el delantero que sumó 276 partidos y 107 goles con la camiseta azul y amarilla del Wimbledon. Los recuerdos más memorables lo ven fracturar la cabeza de Gary Mabbutt del Tottenham y hacer una entrada que acabó para siempre con la carrera de John O’Neill del Norwich. Fashanu sostuvo que parte de la actitud violenta de la plantilla se debía a que muchos de ellos procedían de barrios difíciles y que en el ser duros habían encontrado una manera de defenderse.

Pero tampoco el presidente Sam Hammam daba el buen ejemplo. Se cuenta que encerró dentro de su oficina a un jugador para obligarle a firmar y que durante un partido contra el West Ham lo encontraron haciendo pintadas obscenas en el vestuario.

Lo que se puede deducir de todo esto es que ese equipo no fuese conocido por su calidad de juego, sino por otras virtudes, o defectos. Sin embargo, con la llegada de Bobby Gould al banquillo, la plantilla se hizo protagonista de un espectacular recorrido en la FA Cup de la 1987-88 y eliminó a West Bromwich Albion, Mansfiel Town, Newcastle, Watford y Luton Town. En la final los esperaba el Liverpool.

Nadie estaba a la altura de los reds, con o sin violencia. Aún más si se considera que en ese momento los equipos ingleses se tenían que fijar sólo en los trofeos nacionales debido a que, con la tragedia de Heysel durante la final contra la Juventus en 1985, se les impuso una sanción que no les permitió competir en ninguna copa europea por cinco años. Todos los medios daban por cierta la victoria de los de Kenny Daglish pero algo pasó antes del descanso. Wise metió un centro en el área que Lawrie Sanchez convirtió en gol. 1-0. Tras 60 minutos de resistencia, los del Wimbledon parecían a punto de caer. Goodyear cometió falta sobre Aldridge y el árbitro pitó el penalti, pero Beasant lo paró y regaló la victoria a los suyos. También pudieron adelantarse en la Charity Shield, la supercopa inglesa, pero esa vez el Liverpool logró remontar e imponerse por 2-1.

El declive 

Tras la victoria, lentamente la Crazy Gang empezó a deshacerse y a marcharse del equipo. Wise al Chelsea, Thorn al Newcastle, Jones al Leeds, Phelas al City y Scales al Liverpool. Fashanu resistió hasta la 1993-94, antes de firmar por el Aston Villa. El último fue Jones, que al final regresó por unas temporadas y ayudó el Wimbledon a alcanzar las semifinales de las dos copas en la 1996-97.

El principio del fin ocurre con el descenso de 2000, doce años después del triunfo en la FA Cup. El conjunto ya llevaba casi 10 años lejos de su casa, el Plough Lane, abandonado cuando el informe Taylor obligó a renovar los estadios para que no se repitiera el desastre del Hillsborough de Sheffield, donde murieron 96 hinchas de Liverpool y Nottingham Forest.

Hasta 2001, el Wimbledon se desplazó al Selhurst Park, casa del Crystal Palace, sus rivales de Londres. Luego se decidió para que la propiedad fuera trasladada a Milton Keynes, en el Buckinghamshire. Al principio, ambos los hinchas y la federación de fútbol inglesa se declararon en contra. Sin embargo, al final, la afición histórica se quedó sola y tuvo que aceptar la pérdida de identidad de su club. De hecho, la FA permitió que el Wimbledon se hiciera con el equipo de la nueva ciudad, que cerró la puerta al pasado con un nuevo nombre, MK Dons, y una nueva camiseta. 

La resistencia no terminó ahí. El 30 de mayo de 2002, un grupo de viejos hinchas de los tiempos de la Crazy Gang se reunió en el pub The Fox and The Grapes del Wimbledon Common y lanzó la idea de fundar otro club: el verdadero heredero del desaparecido. Tras recaudar el dinero necesario, anunciaron el nuevo entrenador, Terry Earnes, exjugador del equipo; la camiseta, con los mismos colores; el símbolo, prácticamente el mismo y el nombre: AFC Wimbledon (A Footbal Club).

Para montar una plantilla abrieron sus puertas a las selecciones públicas de talentos. Al final se presentaron 230 aspirantes. Mientras los rivales, MK Dons, se acercaban a la Premier con Roberto Di Matteo como técnico, el AFC Wimbledon se inscribía en la novena división y empezaba una escalada memorable. 

Hasta que el Wimbledon se ganó a si mismo. La primera vez fue cuando el MK Dons renunció al legado del club desaparecido trasladando los trofeos al recién fundado en 2007. La segunda vez fue cuando se encontraron en la copa tras la vuelta del AFC en el fútbol profesional en 2011. Fueron tres los duelos, siempre fuera de casa y con el MK Dons en categoría superior pero la única victoria por 2-3 fue celebradísima.

La última vez fue la más importante. Ahora sí, ya los dos competían en la misma división, la League One, la tercera. El 14 de marzo de 2017 se llevó a cabo la gran vendetta. El AFC ganó 2-0 y derrotó a la franquicia que le había robado su historia.

El breve recorrido del AFC Wimbledon se salda con 9 ascensos en 11 años. Mientras tanto, el nuevo Plough Lane está bajo construcción. Quizás también puedan volver los viejos triunfos y la vieja gang.

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