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Los 10 accidentes de avión que destrozaron equipos

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Los 10 accidentes de avión que destrozaron equipos

Han pasado tres años desde la tragedia que acabó con la vida de casi toda la plantilla de la Chapecoense. No es la primera vez que ocurre en la historia del fútbol

La literatura que se ha escrito y las películas que se han rodado sobre los accidentes de avión que destruyeron equipos de fútbol son muchas, así como las teorías. No todos los conjuntos han sabido renacer de las cenizas: el Grande Torino nunca volvió a ser grande tras el desastre de Superga y los Green Cross desaparecieron cuatro años después de que parte de su plantilla se estrellara con el avión de vuelta a Santiago de Chile. Pero algunos lo hicieron como en el caso de la selección de Zambia, que ganó la Copa de África en Gambia, donde se produjo el accidente mortal, o el Manchester United, cuyo entrenador sobrevivió a la tragedia y dejó su huella en la Liga de Campeones diez años después. 

Torino - 4 de mayo de 1949

El Grande Torino, como se le conoce, llevaba cinco scudetti consecutivos y era absoluto dominador de Italia. Una generación de jugadores, entre los que estaba Valentino Mazzola, padre de Sandro, histórica leyenda del Inter, que se preparaba al Mundial de 1950 para defender el título de 1938, el último disputado antes de la guerra. Ferruccio Novo, presidente del Torino, acababa de convertirse en presidente de la comisión técnica federal de la selección nacional, huérfana de su gran entrenador Pozzo, recién retirado. En ese entonces, el capitán de Portugal, Ferreira, pidió a Mazzola que el Torino jugase en Lisboa contra el Benfica para su partido de despedida. Novo se declaraba en contra de la propuesta pero Mazzola le prometió no perder contra el Inter en cambio de su permiso para viajar a Portugal. En Milán terminó 0-0, lo que significaba para el Torino la victoria cierta de su quinto campeonato. El prestigio internacional representó la condena de ese glorioso equipo italiano. El Benfica se impuso por 4-3 sobre un Torino cansado por el partido contra el Inter y por el viaje. El avión que cogieron para volver al bel paese, el Fiat G.212 de la Ali, se paró en Barcelona para repostar gasolina. Ahí, los granata encontraron a los jugadores del Milán, también de vuelta tras un duelo ante el Real Madrid. El milanista Carapallese contó, tras el accidente, que los veía cansados y que hablaron de cosas banales y de sus respectivos partidos, antes de despedirse, para siempre. El piloto había sido avisado sobre las condiciones meteorológica en Turín. Sin embargo, en lugar de aterrizar en Milano Malpensa, donde se esperaba la llegada del vuelo, decidió enfrentarse a la niebla de la capital de Piamonte. Creía que estuviera viajando a la altura de 2.000 metros, pero eran 200. El aeronave se estrelló contra la Basílica de Superga. 

Manchester United - 6 de febrero de 1958

El 5 de febrero de 1958 el Manchester United se clasificó para las semifinales de Liga de Campeones empatando en Belgrado contra la Estrella Roja (3-3) tras la victoria en el Old Trafford (2-1). Nunca pudieron jugarla. El avión se paró en Múnich para repostar gasolina y ahí terminó la vida de muchos de los jugadores de Busby, el entrenador que más tiempo guió el United después de Alex Ferguson. El piloto, James Thian, exteniente de la RAF, la compañía de aviación del ejército británico, intentó despegar dos veces pero tuvo que detener los motores al oir problemas de calentamiento y de excesiva aceleración. El vuelo fue aplazado al día siguiente mientras los talentos del Manchester enviaban telegramas a sus familias para avisarles del retraso. Cuando llegó el momento del tercer intento, Thian decidió recurrir a la pista más larga para conseguir más velocidad. El avión alcanzó los 217 kilómetros horarios pero le faltaban todavía tres más para levantarse. El motor izquierdo se calentó otra vez y el medio bajó hasta los 194 km/h resbalando sobre la nieve al final de la pista. El ala izquierda se estrelló contra una casa donde al interior se encontraban cuatro miembros de una familia de seis personas que lograron salvarse. Luego, el aeronave chocó contra un árbol y la parte derecha terminó golpeando un camión cisternas que explotó. En el accidente murieron ocho jugadores. Busby, no obstante las quemaduras, se salvó y reconstruyó el equipo que diez años después triunfó en la Liga de Campeones con Bobby Charlton, balón de oro de 1966, como líder.

Dinamarca - 16 de julio de 1960 

El avión De Havilland Dragon Rapide viajaba rumbo a Herning, donde ocho futbolistas habrían jugado un duelo para impresionar a los seleccionadores daneses de las Olimpiadas de Italia. Tres de ellos ya estaban casi ciertos de su participación, pero para el resto era la última oportunidad para alcanzar la gloria. Ese avión nunca llegó al estrellarse por condición meteorológicas adversas en el Öresund. Solo el piloto sobrevivió, aunque tuvieron que amputarle una pierna. Es uno de los accidentes menos contados de la historia del fútbol. 

Green Cross - 3 de abril de 1961

Los Green Cross eran un equipo chileno que compitió en la primera división y desapareció en 1965. El accidente que acabó con la vida de ocho de sus jugadores fue el principio de su fin. Se acercaba la Semana Santa y el conjunto, tras perder en la Copa de Chile por 1-0 contra el Osorno, buscaba vuelos para volver a Santiago, pero la demanda era alta. La plantilla se dividió en dos y una parte tuvo la mala suerte de subir al avión que se estrelló contra el cerro Lastima. Antes de la tragedia, el equipaje había pedido que se volara a una altura más baja por culpa del hielo. Sin embargo, el piloto se negó por el peligro de invadir la ruta de otro avión y recibió instrucciones para seguir otro camino. Desde entonces se perdió la conexión radio, por lo que hay muchas teorías sobre las causas del accidente. La más probable podría haber sido un daño al motor por congelamiento. Sólo el 16 de abril las patrullas llegaron al lugar para rescatar a las víctimas, que fueron transportadas en siete camillas por cuestión de espacio en los helicópteros. En el choque murieron también tres árbitros y un entrenador.

The Strongest - 26 de septiembre de 1969

La historia de la que se conoce también como Tragedia de Viloco es uno de los mejores ejemplos de solidaridad en el mundo del deporte. Los The Strongest habían competido en un torneo amistoso internacional en Santa Cruz en el que participaron un combinado de equipo locales, el Club Petroleros, y el Club Cerro Porteño de Paraguay. No fue una experiencia exitosa: los Petroleros derrotaron a The Strongest por 4-0 y los paraguayos se consagraron campeones. Pero lo más importante era el campeonato nacional, en el que el club de La Paz acababa de ganar a los rivales del Bolívar por 3-1. A las 15:15 la torre de Trompillo perdió contacto con la aeronave, mientras en la capital se producía el Golpe de Estado militar que llevó al poder Alfredo Ovando Candía. Los directivos y los socios del club no recibieron otras noticias hasta el día siguiente, cuando en Viloco anunciaron haber avistado el avión. A las 23:00 más de 600 personas lo encontraron destrozado y sin rasgos de supervivientes. Murieron 74 pasajeros entre jugadores, plantilla técnica y personas comunes. El aparato se había estrellado en una zona imposible de alcanzar con medios de transporte, por lo que el rescate se hizo con la ayuda de 3.000 voluntarios. Al final, las víctimas llegaron a La Paz el 1 de octubre, donde 15.000 personas acompañaron los restos a la Catedral de Nuestra Señora de La Paz. La situación económica del equipo ya era complicada antes de que se produjera el accidente. De hecho, los The Strongest se retiraron de las competiciones nacionales a la espera de ayudas que llegaron por parte del resto del continente. El Boca Juniors cedió a los jóvenes Zorro y Romerito, que se convirtieron en estrellas del fútbol boliviano; el presidente de CONMEBOL, Teófilo Salinas, donó de su bolsillo 20.000 dólares y Flamengo y Fluminense repitieron el derbi de Río de Janeiro para ayudar al equipo en ruina. Sin estas ayudas quizás los The Strongest habrían desaparecido. Pero volvieron más poderosos que nunca y su historia sigue con vida hasta el día de hoy.

Pakhtator Tashkent - 11 de agosto de 1979

Pakhtator significa “algodonero”, que era el principal oficio de la Uzbekistán soviética, tan importante como el equipo de la capital, Tashkent. El club sobrevivió a la URSS pese a la catástrofe que lo afectó en el vuelo dirigido a Bielorrusia para un partido de liga contra la Dinamo Minsk. Entonces, la plantilla del Pakhtator ya había arriesgado su vida en un viaje turbulento hacia Indonesia, que al final no se convirtió en tragedia. La segunda vez no pudieron escapar de su mala suerte. Esa mañana, el 11 de agosto, el presidente del URSS, Leonid Brezhnev, se dirigía rumbo a Crimea. El espacio aéreo fue despejado y el resto de aviones voló de manera más concentrada. El del Pakhatator hizo una escala en Donetsk, Ucrania, para luego partir hacia Bielorrusia. Cuando se produjo el accidente, el aeronave sobrevolaba la ciudad de Dniprodzerzhynsk. La razón del desastre se debe a un increíble error. Los controladores le pusieron al avión que transportaba el Pakhtator la misma ruta de otro que viajaba hacia Moldavia. Intentaron avisar para que uno volara por encima del otro y hubo una respuesta positiva por parte de un tercer avión. Pero nadie se dio cuenta de que los implicados no contestaron. El impacto a 10.000 metros de altura causó 178 víctimas, entre las que se encontraban 14 jugadores del primer equipo. Las autoridades soviéticas escondieron por un periodo el asunto y 12 días después los futbolistas que quedaban volvieron a jugar un partido oficial. La reacción del Pakhtator fue asombrosa. Algunos conjuntos del campeonato le prestaron jugadores y la federación eximió a los uzbekos de la posibilidad de descender durante tres años. Algo que no necesitaron, porque el equipo terminó lejos de la zona de descenso en las dos temporadas siguientes y en la tercera llegó hasta la tercera posición, su mejor resultado. Cuando la URSS cayó, automáticamente el Pakhtator se convirtió en el equipo más poderoso de la liga uzbeka y desde entonces ganó su campeonato nacional 12 veces.

Alianza Lima - 8 de diciembre de 1987

El Alianza Lima se preparaba para ganar el título nacional. El 7 de diciembre, el equipo de la capital se impuso en Pucallpa por 0-1, otro paso hacia la victoria, y alcanzó un acuerdo para volver a Lima en un avión de la marina militar, un Fokker. Las circunstancias del accidente permanecen desconocidas, lo que ha favorecido todo tipo de teorías y leyendas. El aeronave se estrelló en el mar de Ventanilla no mucho antes de llegar al aeropuerto Jorge Chávez. Se cuenta que los jugadores prefirieron caer en el mar en lugar de la tierra firme para no causar otras muertes. Fallecieron 43 personas entre las que había 16 jugadores, dirigentes y personal técnico. Solo el piloto, que en un informe de 2006 se descubrió tener poca experiencia para los vuelos nocturnos, además de conducir un avión con fallas técnicas, sobrevivió. Los cuerpos de los futbolistas Luis Escobar, Francisco Bustamante, Alfredo Tomassini, Gino Peña e William León nunca fueron encontrados, razón por la que se creyó que pudieran estar vivos, sobre todo en el caso de Tomassini, que era un buen nadador. Otras teorías afirman que la Marina de Perú obligó al piloto a matar al jugador por tráfico de drogas o que lo forzó a salir del país. El Alianza Lima terminó la temporada gracias a la ayuda del Colo-Colo, que le cedió algunos jóvenes, y a su cantera. El balón con el que el conjunto disputó su último partido fue encontrado en el mar de Ventanilla y expuesto en la sede del Alianza.

Kleurrijk 11 - 7 de junio de 1989

Desde Surinam, el país más pequeño de América Latina, muchas promesas del fútbol se mudaron a Europa, sobre todo a Holanda, de la que se habían independizado en 1975, para buscar un futuro en los grande campeonatos del continente. Si no hubieran emigrado, jugadores como Ruud Gullit, Frank Rijkaard, Clarence Seedorf, Jimmy Floyd Hasselbaink podrían haber jugado con el SV Robinhood, el mejor equipo del país. Muchos de ellos, al llegar a Holanda, se concentraban en el barrio Bijlmermeer de Amsterdam donde Sonny Hasnoe, un trabajador social, tuvo la idea de crear el Kleurrijk 11 (el 11 de color), un combinado de jugadores que tenía el objetivo de ofrecerles una oportunidad en equipos de la Eredivisie, Eerste Divisie o divisiones inferiores. La idea de Hasnoe era la de llevar, por una breve gira, algunos surinamenses a su lugar de origen. En el vuelo 764 se encontraban grandes promesas del fútbol holandés como Steve Van Dorbel, en el que el Feyenoord se había fijado. Pero, lo más impactante, es que en ese avión habrían debido estar presentes también Gullit, Rijkaard y Aron Winter, cuyos equipos rechazaron dejarles partir. El viaje transcurría tranquilo. Van Dorbel estaba listo para aterrizar y conocer a su padre. Pero algo pasó cuando el piloto se acercó al aeropuerto de Zanderij. Las condiciones meteorológicas eran favorables, excepto por la niebla que obstaculizaba la visibilidad a 900 metros. El equipaje recibió varias veces alarmas desactivadas por el piloto, que estaba volando más bajo del límite consentido. El segundo motor chocó con un árbol, el ala derecha contra otro y el avión cayó rompiéndose en dos partes que se incendiaron. Las últimas palabras fueron del ingeniero del vuelo: “Ya está. Estoy muerto”. De los 187 pasajeros, solo 11 sobrevivieron. Entre los jugadores solo quedaron tres: Sigi Lens, Radjin de Haan y Edu Nandlal. La tragedia conmocionó Holanda, que dedicó a las víctimas una serie de estadios, gradas y trofeos. Muchas de ellas murieron sin poder conocer su país de origen.

Zambia - 27 de abril de 1993

Los jugadores de la selección de Zambia vivían un buen momento. Tenían una oportunidad única: clasificarse por primera vez para un mundial. Pero la suerte se puso en contra y eso nunca se verificó, aunque la reacción y el rescate fueron extraordinarios. El conjunto viajaba en un avión de la aeronáutica militar desde Mauritius y planeaba hacer tres escalas en Brazzaville (Congo), Libreville (Gabón) y Abidjan (Costa de Marfil) para repostar gasolina. Era un aeronave viejo, en servicio desde 1975 y con algunas dolencias que al final resultaron decisivas. Durante el primer tramo, el equipaje notó un problema en uno de los motores. No obstante, tras la primera escala el avión despegó nuevamente para dirigirse a Libreville, donde nunca llegó. El piloto, cansado por el largo recorrido, apagó el motor equivocado cuando se dio cuenta de que el otro se había incendiado. En el impacto, a 500 metros de la playa de la capital de Gabón, murieron todos. Otros jugadores pudieron salvarse como Kalusha Bwalya, del PSV Eindhoven y Charles Musonda, del Anderlecht, que prometieron alcanzar el equipo en Senegal después del partido contra el Mauritius y no cogieron ese vuelo. Debido a las relaciones tensas entre Gabón y Zambia, los de Libreville no revelaron nada sobre las investigaciones hasta 2003, pese a la presión de los familiares de las víctimas, cuyos restos descansan en el Cementerio de los Héroes al lado del Independence Stadium de Lusaka. Para rescatarse, la selección de Zambia tuvo que esperar. Tras el terrible accidente, el equipo alcanzó sorpresivamente la final de Copa de África de 1994, perdida contra Nigeria. Casi 20 años después, en 2012, Zambia ganó el trofeo, precisamente en Libreville, donde se produjo la tragedia. Triunfó en los penalties contra la Costa de Marfil de Drogba, Touré y Gervinho, algo muy difícil de lograr, que pero parecía escrito en el destino.

Chapecoense - 28 de noviembre de 2016

La Chapecoense está a punto de descender a la segunda división brasileña. En los tres años que han pasado desde el terrible accidente del vuelo LaMia 2933, el equipo logró dos participaciones a la Copa Libertadores, una como ganador de la Copa Sudamericana, título que el Atlético Nacional, equipo contra el que habría tenido que disputar esa final que nunca llegaron a jugar, pidió que se entregara a los brasileños como muestra de solidaridad. En ese vuelo murieron 71 de los 77 pasajeros, casi toda la plantilla de la Chapecoense, excepto tres jugadores. El hijo de una de las víctimas, Tiaguinho, nació en julio de 2017, ocho meses después del accidente. La Chapecoense cogió dos aviones: el primero de Sao Paulo a Santa Cruz en Bolivia, el segundo hasta el aeropuerto de Rionegro, en Colombia. De los últimos momentos queda una conversación entre el piloto y la torre de control donde se habla de una “falla eléctrica total, sin combustible”. Poco después se pierde el contacto y se escucha un hombre de la torre decir “allá cayó”. Ese “allá” era en las inmediaciones del cerro El Gordo, en el municipio de La Unión. Cuando se encontró el avión, no había rasgos de incendios por lo que se creyó que la falta de combustible era total o que hubieran vaciado los tanques para impedir que el aeronave se convirtiera en llamas. En el informe final de abril de 2018 se afirma que la compañía había planeado mal el viaje sin considerar la cantidad suficiente de carburante para alcanzar el aeropuerto de Rionegro, a 40 kilómetros de Medellín. Tras el accidente, los familiares de las víctimas enturbiaron su relación con la Chapecoense al que acusaban de haber explotado la tragedia. A principios de noviembre, se anunció un acuerdo con la directiva del equipo para destinar 7.300 euros por mes, hasta octubre de 2018, a las familias como ayuda sanitaria de emergencia. La aseguradora Bisa, que tenía contrato con LaMia, se negó a pagar el valor de la póliza del seguro de 20,8 millones de euros por el error humano. Con la compañía ya viajó la selección argentina en otras ocasiones.

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