Florentino Pérez se ha especializado en una nueva política de fichajes: la tiranía del futuro. Aunque la estrategia presenta un error. Fichar jóvenes y no ponerlos es como estudiar Veterinaria y salir a cazar los domingos. Se corren muchos riesgos. Y hay cosas en las que es mejor no estar mientras se hacen, como ocurre con Vinícius. Si el Madrid le sigue exponiendo mientras crece, nadie le quitará esta fama pegajosa.

 La Selección actual es un reflejo de su entrenador. Un tecnócrata de ojos glaucos que se forjó entre El Corte Inglés y una gasolinera. Los jugadores que convoca también son obreros del fútbol, como Raúl Albiol o el renacido Santi Cazorla. Hay mucho que aplaudir, pero todo desnuda un vacío preocupante de candidatos, en el banquillo y en el campo. Y sobre todo en la afición, que solo volvería a salir con sus exnovias.

El fútbol modesto tiene un valor inalcanzable en los equipos de élite: cada triunfo se celebra como si fuera el último y el primero. Es lo que más aprendí del Unión Adarve. En España lo hemos perdido, acostumbrados a las trufas, ya no apreciamos estar en una Eurocopa. Como no podía ser de otra forma, de nuestros partidos del norte volvimos fríos, fríos.

 Valdano escribió esta semana que fútbol y política han de dormir en camas separadas. Coincido. Pero no hay que olvidar que el fútbol también es una práctica social, aunque nos dé algún que otro problema. Sospecho que su aplazamiento, más que nada, es una medida financiera. El fútbol dormirá abrazado a la política hasta el día que deje de dar tanto dinero.

El Clásico ya está aplazado. Una decisión que sobre todo es una pena. Y también una incógnita. ¿En el partido de diciembre estará Zidane? ¿Cuál será la última fechoría de Dembelé? ¿Quién tendrá más lesionados? El cambio de fecha dejará más de un afectado. Una compañera coreana en Francia que había comprado sus entradas para esta fecha, la que más.

El Madrid se la juega esta semana en Estambul. Zidane ha adelantado las finales a octubre, con el frío que hace y el riesgo que conlleva. Lo hará contra el Galatasary, un equipo que guarda en su armario solo a futbolistas olvidados. Babel, N'zonzi o Florin Andone. Allí no repetirá su plan B, porque siempre fue más fácil prevenir el pasado.

Al plan B de Zidane en Mallorca le pasó como a las pruebas, que casi ninguna surte efecto. La defensa del Madrid fue como una fiesta del Gran Gatsby; todos se dejaron ver por allí, menos el anfitrión, que dicen que iba de blanco. Más adelante, Isco y Jovic ni se vistieron. Y a Vinícius le definió a la perfección Javier Aznar: pareció un futbolista sensacional, para no saber chutar ni pasar.