Adrenalina, tensión y seducción: el ajedrez visto por David Llada
El fotógrafo y responsable de comunicación de FIDE, lleva años capturando la esencia del ajedrez. Esta es su selección personal para As Color.
-
Agresividad contenida
Esta foto refleja muy bien la "agresividad contenida", y la tensión que encierra el ajedrez de competición. La mirada lo dice todo: es un juego que va muy en serio. En la imagen, Susik, Gaboyan, de Armenia
FOTO: David Llada1 / 8
-
El ogro atormentado
Kasparov no soporta perder, ni siquiera en una partida de exhibición años después de su retirada. "Soy un mal perdedor. Odio perder malas partidas y odio perder buenas partidas. Odio perder contra jugadores flojos, y odio perder contra campeones mundiales. He pasado muchas noches sin dormir tras una derrota. A veces he estado terriblemente molesto al descubrir que pude haber hecho una jugada mejor en una partida que jugué hace 20 años".
FOTO: David Llada2 / 8
-
Ajedrez global
El ajedrez no es un deporte de masas, pero es uno de los más globales que existen: este juego se ha extendido por todo el mundo. Las Olimpiadas de ajedrez, que se celebran cada dos años, congregan a participantes de más de 180 países. No todos los días uno vive la experiencia de estar bajo el mismo techo y fotografiar a personas de absolutamente todos los países del mundo.
FOTO: David Llada3 / 8
-
La belleza de las ideas
Pensar es bonito, y es algo que cada vez hacemos menos. Si a un niño le enseñas a jugar al ajedrez, le estarás enseñando a reconocer la belleza que encierran las ideas, y eso es algo que cambiará su vida.
FOTO: David Llada4 / 8
-
Carlsen
Magnus Carlsen es el número uno, y durante la última década ha dominado a sus rivales de la misma manera que en su día lo hicieron Garry Kasparov o Bobby Fischer. Esta foto la tomé el día en que se convirtió en Campeón Mundial, en Chennai, en noviembre de 2013.
FOTO: David Llada5 / 8
-
Partida rápida en Union Square
Al ajedrez se juega por Internet, desde tu móvil, en clubes, en bibliotecas o en pabellones deportivos. Pero nada se compara con jugar en la calle, al aire libreen un parque. En Union Square (Nueva York) puedes encontrar a gente jugando partidas rápidas cualquier día del año, a cualquier hora.
FOTO: David Llada6 / 8
-
Vínculo
El ajedrez no entiende de edades, sexo, razas o religiones. Puedes tener frente a ti a una persona completamente diferente con la que ni siquiera tiene un idioma en común, pero durante la partida podrás "entender" lo que está pasando por su cabeza. Esto crea un vínculo: yo creo que el ajedrez nos hace conscientes de lo que tenemos en común con otra persona, y convierte en irrelevantes aquellos detalles que nos diferencian.
FOTO: David Llada7 / 8
-
Concentración
La concentración que exige el ajedrez es absoluta. Estoy convencido de que la mayoría de la gente a la que retrato ni siquiera reparan en mí. Es interesante observar a personas que están completamente absortas en hacer lo que les apasiona. En la foto, Ana Matnadze, varias veces campeona de España.
FOTO: David Llada8 / 8