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Quique Setién

AS Color

Balones a Setién

El techo está bien alto. Si el año pasado, desde estas líneas de AS Color y en estos días, propusimos a Machín como el entrenador del futuro (entonces en el Girona y ahora en el Sevilla), para esta nueva entrega acongoja estar a la altura de semejante acierto. La apuesta, con redoble de tambores y temores, anima a mirar hacia un lugar insospechado donde nadie más pose sus ojos, para patentar un día el invento en caso de éxito. También motiva a echar un ojo a Segunda, donde ya hay tanto técnico merecedor de un buen proyecto. E incluso el tino aporta el aliento necesario para bucear en la amplia cartera de candidatos consolidados dispuestos a aportar algo innovador entre tantos lugares comunes. Pero prefiero no arriesgar. Así que lo más sensato es proponer a un candidato que ha pasado por todos esos estados en su carrera deportiva y que es más realidad que revelación: Quique Setién. El balón, y no sólo yo, está del lado del actual entrenador del Betis y de un futuro campeón.

La primera vez que pude hablar con Quique en 2009, en nuestra etapa en Santander, comprobé que si algo le diferencia del resto es que piensa, se comporta y se explica de otra manera que nada tiene que ver ni envidiar a como lo hacen los demás. Afincado ya en Lugo después de, entre otras cosas, haber ascendido al Racing en su primera experiencia en el banquillo, escribía columnas de opinión a distancia para la delegación cántabra de El Mundo. Así que en un periodo de duda donde no sabía si iba a continuar donando su pluma le abordé, sin éxito, con ganas de que aportara su magisterio al AS. Por tiempo y lealtad no dio el paso pese a estar agradecido y le felicité, pero como no podía escribir en nuestras páginas lo hice yo por él. Le entrevisté en una de sus visitas a la madriguera para analizar al Racing y la actualidad deportiva en general y el café de un rato se alargó a tres horas de tertulia. Un hombre que ha capitaneado a un histórico, que le ha metido un 5-0 a Cruyff, que ha sido internacional y que sobrevivió a Gil y Gil, es una mina de anécdotas y de conocimiento. Ese día me habló de la importancia del ajedrez y de su extrapolación al fútbol, de su pasión por la cantera, de Canales (entonces un crío; hoy su pilar) y del estilo con sumo respeto al balón. Podría parecer un loco y le vi como un genio. John Nash (‘Una mente maravillosa’) también generaba estas dudas.

Quique Setién
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A un entrenador, personalmente, lo valoro por la capacidad de influencia en un equipo. Un técnico que no gane títulos jamás, pero que deje su sello en los jugadores, me parece tan importante como aquel que levanta copas a diario por el mayor potencial colectivo aunque no haya dejado su rastro o aroma. Klopp ha perdido más que ha ganado hasta ahora y, sin embargo, me parece que el futuro le pertenece. En cada paso que da su Liverpool, o que antes ejecutaba su Borussia, se ve la impronta del alemán. Simeone es más de lo mismo. Con Guardiola, más allá de que hacerlo con estrellas es más fácil que con promesas, hay que quitarse definitivamente el sombrero. Setién pertenece a este gremio de iluminados. Cuando llegó al Betis y le dijo a Adán que se había acabado el patadón, a alguno se le hizo bola este nuevo librillo. Cuando llegaron los tropiezos y le pidieron voleones él exigió pedir la bola más que nunca, arriesgar como de costumbre en busca de las superioridades y valentía para mandar y no perseguir. Y hoy, pese a que los críticos siempre encuentran tarea, los fieles le siguen en cadena porque más allá de ganar o de perder, valoran presenciar algo distinto.

El Betis camina firme en Europa, es sexto en Liga y está en octavos de Copa con una alegría inusitada, con un once repleto de jugones y con futbolistas que han pasado del ostracismo a desear que lleguen los parones internacionales para seguir siendo protagonistas. Su exhibición pasada en el Bernabéu (ganó 0-1) o su más reciente repaso al Barça (2-4) no son dos triunfos aislados. Es la clara muestra de que Setién tiene una propuesta distinta, atractiva y eficaz. Y que si su equipo juega así con jugadores desechados de los grandes (Bartra, Tello, Javi García, Lo Celso…) qué será capaz de hacer con genios atraídos por el talonario. El Atlético, el club donde empezó a consolidar un nombre como jugador, no parece su hábitat natural el día que falte Simeone. Busca más los resultados a través del divertimento que del sacrificio o la motivación. Para el Madrid, con Florentino al mando, su llegada no es nada aconsejable. Setién es cualquier cosa menos maleable. Con Sevilla, Valencia o Athletic como otros posibles pasos intermedios en su escalada, el Barça es el que mejor parece maridar con su filosofía el día que Valverde se canse o le cansen. Ver a Quique mover al rey (Messi) al ritmo de las torres (Alba y Sergi Roberto) y por detrás de los caballos (Suárez y Dembélé) y alfiles (Coutinho y Rakitic) puede convertirse en el no va más. En la bomba. En su especialidad: el jaque mate.

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