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La reventa de entradas, en jaque por una empresa española

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La reventa de entradas, en jaque por una empresa española

La compañía Tracer ha lanzado el Smart Ticket, un tipo de entrada que, gracias a la tecnología blockchain, es capaz de acabar con la reventa de entradas.

Cada año el negocio de la reventa de entradas mueve 12 billones de dólares en todo el mundo. La especulación de boletos es un problema y muchas empresas trabajan para erradicarla. La cabecera la ha tomado una compañía española, Tracer, que ha diseñado y puesto en marcha la primera entrada que permite el bloqueo para que no sea vendida por segunda vez. El CEO de la compañía, Jorge Díaz Largo, lo tiene claro: "“Con nuestra tecnología el negocio de la reventa está obsoleto, es hora de transformar la industria del entretenimiento y hacerla más justa para todas las partes”, apunta.

Con el Smart Ticket busca revolucionar el mercado. Su producto fue probado el 17 de junio con más de 9.000 personas en el festival 'The Cambridge Club'. Fue un éxito y sin duda es el primer paso para acabar con la reventa de entradas en eventos musicales y sobre todo deportivos. Los tickets pueden ser dispensados desde los mismos puntos habituales, pero se asocian a un número de teléfono verificado, impidiendo la venta masiva. En los grandes eventos, tales como finales de Champions, muchos boletos vuelan en pocos minutos, pero nadie sabe su dueño y después se vuelven a poner a la venta por precios desorbitados. Ahora, cada uno tendrá una persona física detrás, algo que en la actualidad se podía falsear variando el número de la tarjeta de crédito al llegar al límite marcado.

El artista, promotor o equipo que ponga a la venta la entrada puede seguir en todo momento su camino. Por ello, cuando una entrada va a ser revendida, quien organiza el show puede bloquearlo y marcar el precio por el que se produce. Es decir, pueden facilitar la reventa por el mismo precio, pero no superior. Este punto se consigue gracias a esa verificación móvil, ya que la entrada es 100% virtual. Los usuarios poseen un código QR dinánimo que cambia cada 20 segundos y no se puede copiar. La tecnología ha declarado la guerra a la reventa. El primer paso nació en España.

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