El deporte, desconocido aún para muchos, es uno de los que más crece actualmente a nivel mundial, y resulta una de las habilidades imprescindibles para los luchadores
Uno de los nombres que han sonado con más fuerza en el panorama deportivo durante los últimos años ha sido el de Conor A. McGregor. Su figura ha alcanzado cotas inimaginables a nivel mundial para un deporte minoritario, si al número de practicantes nos atenemos. La UFC, eso que echan en Gol TV por las noches donde dos tipos se inflan a mamporros hasta que el referee pone tierra de por medio. Sus orígenes en términos estrictamente deportivos son relativamente modernos, aunque la génesis surge en la antigua Grecia, año 648 A.C. donde se practicaban dos modalidades de lucha, el Katopankration y el Anopankration, lo que en conjunto se conocía como Pankration. En el Katopankration la lucha permanecía en pie, asemejándose al boxeo o muay thai, mientras que en el Anopankration los contrincantes podían acabar en el suelo y utilizar toda clase de palancas, llaves y estrangulaciones.
Es esa lucha en suelo en lo que nos vamos a centrar. El jiu jitsu brasileño (deporte desconocido para la mayoría) ha desarrollado como ningún otro el arte de someter al oponente en este tipo de posiciones horizontales, en las que el uso de la biomecánica permite a contrincantes de menor y mayor tamaño equipararse. Su historia está ligada a la de la familia Gracie. El padre, Gastão Gracie, un diplomático y reputado hombre de negocios, recibió el favor por parte del Conde Koma (Mitsuyo Maeda fue un luchador japonés que recorrió el mundo retando a los mejores luchadores de cada país), en agradecimiento por la ayuda prestada a Maeda durante un viaje a Brasil a comienzos del S. XX, quien se propuso como maestro de su hijo Carlos para desvelarle los secretos del jiu jitsu.
Hélio Gracie, hermano menor de Carlos, nunca dispuso de las condiciones atléticas (por recomendación médica) para desempeñar la práctica del jiu jitsu, pero esto no le impidió adquirir los conocimientos necesarios. Un día se presentó un alumno de Carlos en la academia de Botafogo, donde los Gracie habían establecido su Dojo, y Carlos no había llegado a tiempo para la clase. En este momento Hélio le ofreció al joven dar la clase en base a las técnicas que había memorizado por medio de la observación. El alumno quedó tan encantado con las explicaciones de Hélio que le pidió a Carlos continuar con él como instructor desde ese momento (el alumno resultó ser el presidente del Banco de Brasil por aquel entonces). Pronto se dio cuenta de que las técnicas que había aprehendido no siempre funcionaban debido a su menor capacidad física, por lo que hubo de corregir y ajustar muchas de las posiciones, creando lo que se conoció inicialmente como Gracie jiu jitsu, y que más tarde se popularizó y expandió a nivel mundial con el nombre de brazilian jiu jitsu.
El 23 de octubre de 1951, en un Maracaná lleno hasta la bandera, Hélio Gracie se enfrentaba a Masahiko Kimura, considerado número uno mundial del judo en aquel momento. La pelea estuvo precedida por una serie de retos entre los Gracie y los alumnos del maestro Kimura, en los que los japoneses habían sido derrotados. Estos retos se habían iniciado a raíz de la fama que la familia Gracie había adquirido en el mundo de las artes marciales y que habían llegado a oídos de Kimura. “Si Hélio sobrevive contra mí por más de tres minutos, debería ser declarado ganador”, así de contundente y confiado en sus posibilidades se mostró el judoka japonés ante la posibilidad de que Hélio pudiera vencerle. Trece minutos hicieron falta para que el japonés lograra doblegar al enclenque brasileño, su superioridad física (le superaba en 35 kilos) se manifestó como definitiva. Pese a ello y ante la sorpresa vivida, Masahiko Kimura se apresuró en declararlo como ganador del combate, algo que Hélio rehusó.
La dinastía Gracie se fue ampliando con el paso de los años (Hélio llegaría a tener hasta 7 hijos) y acabarían formando todo un equipo de luchadores dedicados por completo al jiu jitsu brasileño. Pero fue uno de sus sobrinos, Carlson Gracie, quien se encargaría de darle forma y estructura al nuevo deporte. En 1967 creó la Federacion de Jiu Jitsu de Guanabara, en Rio de Janeiro, bajo la tutela de la Confederación Nacional de Deportes brasileña.
El reconocimiento a nivel mundial se consiguió tras la creación en 1993 de la UFC (Ultimate Figthing Championship) por parte de la familia Gracie en asociación con el empresario Robert Meyrowitz. Esta nueva competición de MMA (Mixed Martial Arts), combinaba todos los elementos de las artes marciales, contemplando la lucha tanto en pie como en suelo y estableciendo una laxitud absoluta en cuanto a normas se refiere. Bien es cierto que estas normas se han ido intensificando durante los últimos 25 años. En lo que a la lucha se refiere, Royce Gracie fue el ganador del primer y segundo evento UFC, una hazaña que generó cierto consenso en el mundo de las artes marciales, dejando en evidencia que, un luchador sin ningún tipo de técnica y formación en jiu jitsu, obtendría una derrota casi segura ante otro que sí dominara el arte. Precisamente arte suave es la traducción literal en español de jiu jitsu. Un arte que basa sus axiomas principales en el principio de palanca y en el aprovechamiento de la fuerza e inercia del oponente.
Un año más tarde, en 1994, otro miembro de la familia Gracie, Carlos Gracie Jr., prosiguió en la expansión de jliu jitsu brasileño creando la Federación Internacional de jiu jitsu brasileño, lo que se conoce actualmente por sus siglas en inglés como IBJJF. Desde ese momento su expansión ha sido imparable. En Hollywood ha sido unos de los hobbies preferidos para actores como Nicolas Cage, Aston Kutcher o Chuk Norris, este último posee el cinturón negro. La práctica por parte de las estrellas de la gran pantalla ha ayudado sin duda a esta expansión y ha logrado dar a conocer el jiu jitsu más allá del mundo de las artes marciales.
En la actualidad se le considera uno de los deportes del mundo con mayor crecimiento y en Brasil es el segundo deporte, detrás del fútbol, con mayor número de practicantes. En lo que a la UFC se refiere, no se comprende el mundo de las artes marciales mixtas o vale-tudo sin la decisiva efectividad que el jiu jitsu genera cuando la lucha acaba en el suelo. Por ello cuando estén viendo un combate de MMA y vean que los dos luchadores se agarran, estrujan y revuelcan, recuerden que todo lo que están haciendo es poner en práctica el noble arte del jiu jitsu.