Un reputado medio estadounidense señala uno de los mejores souvenirs de España: “Lo han convertido en un artículo de lujo”
La periodista de The Washington Post, Andrea Sachs, destaca de su visita en España las alpargatas fabricadas a mano.

España es un país rico en tradiciones y costumbres, que en ocasiones llaman la atención entre los visitantes extranjeros. Además, es uno de los países más visitados del mundo en 2024, con más de 71 millones de viajeros, solo por detrás de Francia. Y son muchos quienes, antes de su partida, apuestan por llevarse un recuerdo de su visita al país.
Más allá de los souvenirs tradicionales, como los imanes para la nevera o los llaveros, hay uno que destaca por encima de todos ellos y que ha llamado la atención de uno de los medios internacionales más conocidos: The Washington Post. Este recuerdo no es otro que las alpargatas hechas a mano por uno mismo, como explica en un artículo la reportera Andrea Sachs.
Durante su visita a Valencia le llamó poderosamente la atención una zapatería boutique en la que, a través de una clase práctica, uno podía crear sus propias alpargatas usando los colores y elementos decorativos preferidos. El ‘hazlo tú mismo’ (DIY, por sus siglas en inglés) llevado al mundo de los recuerdos. Y, además, el taller viene acompañado de cava y una selección de aperitivos nacionales.
Del campo a ser un artículo de lujo
Tal y como explica, este tipo de calzado tuvo su origen en los campos de Cataluña, vistiendo posteriormente los pies de los soldados republicados que combatieron en la Guerra Civil y pasando después a las pasarelas de moda más destacadas gracias a la influencia de Salvador Dalí. “En España, las alpargatas son un artículo antiguo, auténtico y folclórico”, expresa Luis Moreno, fundador de la empresa Handmade.
Destaca el artículo que, en cualquier tienda de recuerdos, se pueden comprar unas alpargatas básicas (espandenya, del nombre en catalán) por unos 15 euros. Una cifra relativamente inferior a la experiencia, y también satisfacción, de poder realizarlas uno mismo.
En ellas, el elemento básico del que deben estar hechas las suelas es el esparto (o, en su defecto, el yute). Una hierba que crece en climas secos y que, después de que los agricultores la encontraran y la arrojaran al río, vieron cómo crecía más. Y no solo eso: vieron que con el agua se había convertido en una sustancia flexible que podía ser usada como materia prima.
El golpe de efecto llega con Salvador Dalí, quien empezó a recorrer el país utilizando este tipo de calzado. “Inició una tendencia en una pequeña región de Cataluña”, explica Sofía del Valle, una de las trabajadoras. Pero el impacto definitivo llegó cuando el diseñador francés Yves Saint Laurent le añadió una cuña en la década de los 70. “Se consolidó aún más la alpargata en el mundo de la moda. Entre ambos y Coco Chanel, amiga de Dalí cuando huyó de la Guerra Civil, “la convirtieron en un artículo de lujo”.
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