Un investigador desvela lo que todos deberíamos hacer antes de ponernos a desayunar: algunos tendrán dificultades
Adrian Vornicu, experto en bioelectrónica, insiste en una rutina matinal que muchos pasan por alto: “El sistema digestivo funciona como un acordeón. Si no lo vacías antes de llenarlo, se bloquea”.

Despertarse, preparar un café, coger unas tostadas y empezar el día. Esta es la rutina matinal para millones de personas. Sin embargo, según un investigador rumano con formación científica en Francia, comer sin antes evacuar los residuos acumulados durante la noche puede estar afectando nuestra salud más de lo que pensamos.
Adrian Vornicu, especialista en bioelectrónica con años de experiencia en investigación médica, ha afirmado en una reciente entrevista que nadie debería desayunar antes de ir al baño. Según explica, durante el sueño el cuerpo se dedica intensamente a tareas de limpieza celular, reparación de tejidos y eliminación de toxinas.
“Si no eliminamos esas toxinas por la mañana, se reabsorben en el organismo, lo que puede generar fatiga, inflamación o alteraciones digestivas”, aseguró el investigador. Esta afirmación, respaldada por múltiples estudios de cronobiología y fisiología digestiva, pone en jaque una de las costumbres más arraigadas en muchos hogares, como desayunar apenas salir de la cama.
Vornicu propone técnicas sencillas y al alcance de cualquiera para ayudar a activar el tránsito intestinal sin recurrir a laxantes ni dietas restrictivas:
- Movimiento físico: “Unos cuantos ejercicios suaves al despertar, como estocadas laterales o sentadillas, pueden estimular el colon como si fuera un fuelle”, explica. “Nuestro intestino, como un acordeón, necesita esa presión y movimiento para funcionar correctamente”.
- Hidratación matinal: Beber agua templada, zumos naturales o incluso borsch crudo, una bebida fermentada muy popular en Europa del Este, puede ayudar a activar el sistema digestivo.
- Rutina y calma: Vornicu subraya que el cuerpo responde mejor si se establece un horario regular para despertarse, moverse y desayunar. “El intestino es sensible al estrés y a la prisa. Si le damos tiempo y espacio, responde”.
Una vez evacuado, Vornicu recomienda un desayuno adaptado al ritmo metabólico matinal. Nada de platos pesados o ultraprocesados. “Prefiero que las proteínas más complejas se reserven para el almuerzo. Por la mañana, lo ideal es un desayuno basado en granos antiguos fermentados, frutas frescas y líquidos naturales como kéfir o zumos caseros”.
El experto señala que este tipo de desayuno ligero y funcional no solo mejora la digestión, sino que permite mantener altos niveles de energía hasta la hora del almuerzo, sin picos de azúcar ni bajones repentinos.
Otra propuesta del investigador que puede sonar poco común en el mundo laboral: una siesta corta después de comer. “En muchas empresas tecnológicas de alto rendimiento se permite a los empleados descansar entre 20 y 30 minutos después del almuerzo. Esto ayuda al cuerpo a redirigir recursos al proceso digestivo y mejora el rendimiento mental por la tarde”.
Aunque sus recomendaciones pueden parecer simples, la ciencia respalda cada uno de los principios propuestos por Vornicu. Evacuar antes de comer, moverse al despertar y elegir alimentos naturales y ligeros para iniciar el día puede ayudar a mejorar la salud digestiva, el estado de ánimo y el nivel de energía diario.
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