Un hombre de 95 años descubre un combustible nunca antes usado para su casa y su coche
Desde un cobertizo en Australia, este inventor autodidacta ha creado un modelo de autosuficiencia energética que convierte desechos en combustible limpio y casi gratuito.
En un mundo donde la carrera por la energía sostenible parece estar en manos de laboratorios, startups y gigantes tecnológicos, Ian McLeod, un agricultor de 95 años del sureste de Australia, ha decidido tomar un camino más simple, ingenioso y radicalmente efectivo. Ha transformado aceite vegetal usado en el combustible que mueve su vida. Su vieja camioneta azul y su casa de campo funcionan casi exclusivamente con residuos de cocina que los restaurantes ya no quieren.
“Cuando Rudolph Diesel diseño y creó su motor, utilizó aceite vegetal como combustible. Yo solo seguí la pista que dejó”, cuenta McLeod en una entrevista para ABC News. Lo hace, mientras muestra su camioneta SsangYong de 1.800 dólares que compró por internet y que convirtió en su fuente de energía.
En su cobertizo de Glenroy, al sureste de Australia, diseñó una centrífuga con piezas recicladas que purifica 15 litros de aceite por hora. Ese mismo aceite alimenta también un generador que provee electricidad a su casa, incluso en mañanas heladas. “El sistema me cuesta centavos, y cada vez es mejor”, explica.
Una vida entre máquinas e ingenio
McLeod nació con la mecánica en las venas. Según detalla ABC News, a los ocho años ya había construido una turbina a vapor con una simple lata. Además, este amor con construir y retocar le sirvió de refugio frente a los traumas escolares. De pequeño era tartamudo y zurdo, y en el colegio su maestro le obligaba a escribir con la mano derecha. “Así que construir estas pequeñas máquinas de vapor y arreglar cosas en la granja me ayudaba; me devolvía un poco de confianza”, recuerda.
Con esa mentalidad, durante su longeva vida, el inventor ha ido rescatando maquinaria abandonada, transformándola en soluciones prácticas para su producción agrícola.
Así, hoy McLeod es energéticamente autónomo, con una camioneta que cuesta solo unos pocos dólares a la semana y una casa prácticamente sin facturas de electricidad. “Cuando las cosas van mal, es una oportunidad para encontrar una manera de evitarlo”, afirma.
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