Un arquitecto de 80 años, obligado a trabajar para pagar 70.000 euros en facturas médicas de su mujer fallecida: “No soy un héroe”
Los tratamientos de su mujer, fallecida en 2021, les generaron unas deudas de 80.000 dólares. “Prometí cuidarla en casa y nunca internarla en un asilo”, asegura.
Tras una dura lucha contra una enfermedad rara y agresiva, el síndrome del ocaso, la mujer de Gary Saling falleció. En el año 2017 le diagnosticaron esta enfermedad, que a menudo se relaciona con el alzhéimer. Según informa Sanitas, entre el 2,4% y el 25% de los pacientes con alzhéimer pueden sufrir este síndrome del ocaso, que hace referencia a una serie de síntomas que suelen aparecer especialmente al atardecer o durante la noche.
El caso es que, después de los tratamientos que no consiguieron salvar su vida, estos generaron una importante serie de deudas médicas, estimadas en 80.000 dólares (casi 70.000 euros). Por ello, ahora Saling, un antiguo arquitecto que llegó a diseñar mansiones para algunas de las celebridades de Hollywood, ha vuelto a ponerse el mono de trabajo.
A sus 80 años ha comenzado a trabajar en una tienda local de comestibles en Utah. Un empleo que consiguió a los seis meses de fallecer su esposa, Carol, a la que prometió una cosa cuando se casaron: que la cuidaría en casa y que nunca la llevaría a una residencia. “La neurología estaba cubierta por Medicare. Lo que no estaba cubierto era la promesa de que la mantendría en casa y nunca la internaría en un asilo de ancianos”, explica a KSBY News.
Él rechaza los elogios, asegurando que no es ningún héroe. “Prometí cuidarla en casa y nunca internarla en un asilo porque hice votos”. Su carrera de arquitecto fue subiendo como la espuma, llegando diseñar proyecto multimillonarios. De hecho, estuvo entre los 100 mejores arquitectos para la revista especializada Arquitectural Digest. Ahora, debido a esta deuda médica, se ve obligado de nuevo a trabajar, aunque quizá por poco tiempo...
Recogida de fondos para su segunda jubilación
Porque, tras ser visto por Duana Johnson, una trabajadora local de Utah, su suerte podría estar a punto de cambiar. “Vi a Gary empaquetando la compra y pensé: ‘¿Qué es este tipo? ¿Por qué sigue aquí este anciano?’”, explica. Y comenzó una de esas campañas que nos reconcilian con la especie humana.
Lanzó una campaña de recaudación de fondos y, con lo recogido inicialmente, creó una cuenta con 2.000 dólares. “Estoy tratando de recaudar suficiente dinero para que pueda jubilarse y no tenga que preocuparse más por trabajar”, dijo Johnson. Una cantidad todavía lejana de las deudas médica de Saling, pero que a buen seguro crecerá con el paso de los días.
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