Sociedad

Si estás viviendo constantemente en el pasado, podrías tener estos 5 rasgos comunes según la psicología

El medio Expert Editor reconoce los patrones que tienen las personas con nostalgia obstinada.

Anciana con deudas
Mario Espinosa de los Monteros
De El Ejido (Almería), estudió periodismo en Málaga y trabajó en Cope y La Opinión de Málaga. En Madrid hizo un máster en periodismo internacional. Inquieto por naturaleza, le interesa la geopolítica, la exploración, la aventura y el conflicto de Israel y Palestina. Hizo los cursos de periodismo de viajes de El País y de televisión de Atresmedia.
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Es viernes, hace un día de fábula, el fin de semana está al caer. En la calle hay cierto aire de infinidad, de pausa, nadie tiene prisa por hacer absolutamente nada. Hay calma, tienes algún que otro plan hecho, pero no puedes evitar comparar hoy con aquel viernes del año pasado, o el de hace tres, cuando creías ser realmente feliz: el cuerpo habita el presente, pero la mente rebobina una y otra vez, idealizando lo que ya no es.

Se idealiza el pasado, lo que ya fue y lo que nunca más volverá a ser; se vive empapado en los charcos de los recuerdos y se revuelca uno en ellos como si aún guardaran algo de vida. Hay personas que dejan de mirar el ahora y el único espejo que conocen es el retrovisor.

Ojo, no tiene nada de malo recordar los momentos estelares de una vida, pero hay un problema si eclipsan el presente. De hecho, mirar hacia atrás para reconocer algo que hicimos mal puede ser el motor de un nuevo proyecto, de una nueva actitud… La ciencia también ha intentado entender esa nostalgia obstinada. Según el medio Expert Editor, existen cinco patrones que cumplen las personas que viven con los ojos en la nuca.

El primero es el de romantizar los viejos tiempos, creer que cualquier momento pasado fue mejor. La mente puede tender a recordar solo lo bueno, provocando un bloqueo de gloria en blanco y negro. Tras ello, estas personas se resisten al cambio y a abandonar aquello que les hizo felices, evitando así correr riesgos.

Pero no solo recordamos lo bueno: también existe un patrón por el cual nos aferramos a resentimientos y heridas pasadas, cargando con un peso emocional que perdura en el ahora. Otro comportamiento habitual es la dificultad para establecer nuevas relaciones, pues aún viven ancladas en antiguos amores o amistades. Son personas que caminan con los bolsillos llenos de recuerdos.

También se comparan constantemente con el pasado. Si están viviendo un buen momento, piensan que no lo es, porque no es “tan bueno” como el que recuerdan. Esa comparación resta autenticidad y felicidad al ahora, y obstaculiza el disfrute de una situación única que no volverá a repetirse.

Escuchemos al maestro Oogway

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A veces, necesitamos que alguien —o algo— nos recuerde lo obvio pero esencial: no podemos vivir en el pasado ni adivinar el futuro. El presente es todo lo que tenemos, y solo en él podemos actuar, reír, equivocarnos o cambiar. Como le dice el maestro Oogway a Po en Kung Fu Panda: “El ayer es historia, el mañana es un misterio, sin embargo, el hoy es un regalo, por eso se llama presente”. Un pequeño recordatorio que vale la pena ver…

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