Se compra un piso en Tenerife y le toca pagar 200 euros para traducir las reuniones de la comunidad: “Me parece surrealista”
La nueva inquilina asegura que la mayoría de sus vecinos son alemanes y que la decisión del pago por la traducción se hizo antes de su llegada al piso.

El municipio de Santa Úrsula, Tenerife, está alejado del foco turístico de la isla. A pesar de eso, la cantidad de extranjeros que han querido comprarse apartamentos en Tenerife ha reducido drásticamente el porcentaje de hispanohablantes en todas sus localidades.
Una joven tinerfeña que ha preferido mantener su nombre en el anonimato no pudo creer la situación que se estaba viviendo en su nuevo apartamento. Después de un año en el que es ahora su nuevo piso, descubrió que en las reuniones entre vecinos había que ingresar 200 euros para el coste de un traductor. No todos los inquilinos del piso hablan bien el inglés y la mayoría son alemanes.
Ante esta situación, la joven no pudo sino levantar una queja sobre esta situación. Según el medio local del Atlántico hoy, la tinerfeña asegura que le gustaría haber establecido una mejor relación con el resto de los vecinos, pero al solo haber tres canarios en el piso se le hace difícil.
La decisión sobre el pago de la traducción en las reuniones entre los propietarios del edificio se tomó antes de su llegada al piso. Por este motivo, es difícil que su voz pueda ser escuchada por el resto y evitar el pago.
Masificación de turistas en las viviendas
La alta demanda de pisos en Canarias por extranjeros que solo quieren ir para disfrutar de unos cuantos meses o semanas de la costa canaria, ha aumentado el precio de los alquileres en la isla. Esta joven se dio cuenta de que resultaba más barato comprar un piso que pagar un alquiler.
Con esta mentalidad compró su primer apartamento en Tenerife alejado del foco turístico de la zona, concretamente en el municipio de Santa Úrsula. El edificio donde se encuentra su apartamento tiene un total de 30 viviendas construidas con fondos alemanes. En ellos viven alemanes, rusos y polacos que solo permanecen en la isla en ciertas temporadas del año, tres canarios y algunos españoles peninsulares.
Imposibilidad para cambiar la situación del edificio
La denuncia de la joven no va dirigida a la presencia de extranjeros en el piso, sino en la imposición del pago para la traducción de las reuniones con sus vecinos. La tarifeña no conocía la situación en las reuniones. “Cuando vi que se empezaba a hablar en alemán y se traducía al español me quedé flipando”, asegura ella. Además, añade que “fue un sentimiento muy incómodo, muy extraño”.
La joven asegura que se siente afortunada por tener una vivienda propia a tan temprana edad viendo la situación de la vivienda actual, sobre todo en las zonas de alto interés turístico en España. Su nuevo apartamento cuenta con 74 metros cuadrados, un inconveniente en cuando al valor de su voto en las decisiones de vecinos de la comunidad, ya que este depende de los metros cuadrados de la vivienda del votante.
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