Repasan los hallazgos arqueológicos que redefinieron la historia de la humanidad y aparece este enclave español
Las cuevas de Altamira y las pinturas que albergan son un claro ejemplo de la necesidad de arte que el humano ha tenido durante milenios.


El humano es el animal con más fortuna, porque, a pesar de ser extremadamente inteligente si lo comparamos con otros seres —con muchas dudas según el espécimen humano—, se la ha apañado para sobrevivir milenios, a desarrollar el lenguaje, la escritura o un sistema monetario que regula la actividad económica mundial. Y nos hemos sacado de la manga otras tantas invenciones sin las que hoy, probablemente, no podríamos vivir, al menos no tantos años: la rueda, la penicilina, la electricidad, la bombilla y las persianas.
Artísticamente tampoco nos quedamos atrás. No se había producido aún el Big Bang y el mundo ya estaba lleno de bohemios, ilustrados que esperaban que una gran explosión crease la humanidad y las cafeterías de especialidad. Desde que el humano pudo, creó y creó, dejando para la posteridad obras de valor incalculable y una enseñanza: la expresión del individuo es tan vital como el alimento o la reproducción.
Una de esas creaciones está en España, son las cuevas de Altamira (Santillana del Mar, Cantabria), donde los humanos pintaron animales como bisontes o caballos hace entre 36.000 y 13.000 años, lo que el Ministerio de Cultura de España define como un “arte en grado de excelencia” y “la máxima representación del espíritu creador humano”.
Las pinturas sorprenden por su antigüedad y por su formidable técnica. Quien las pintase, grabó el contorno y lo pintó con carbón. Después, llenó las figuras con pintura roja o amarillenta, según el color del animal, y se utilizó la pintura negra para pintar el pelaje oscuro que los bisontes tienen en el vientre. También grabaron los ojos y cuernos de los animales.
“Las técnicas artísticas (dibujo, pintura, grabado), el tratamiento de la forma y el aprovechamiento del soporte, los grandes formatos y la tridimensionalidad, el naturalismo, la abstracción y el simbolismo, todo está ya en Altamira”. Nunca antes tuvo más sentido esa manida frase que dice: “Todo está ya inventado”. Si tiene dudas, acuda a Altamira a observar las pinturas. Estuvieron ahí durante milenios, mucho antes que otras grandes representaciones del arte universal, como La Gioconda, la Gran Muralla China o la más reciente de todas, Lamine Yamal.
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