Le cambian el nombre en las nóminas durante 20 años, demanda a la empresa y se lleva 30.000 euros de indemnización
Al parecer, el director de la empresa le habría sugerido que usara un nombre más universal. Denunció dos años después de despedirse de la compañía.


Durante dos décadas Mohamed, contratado por la empresa de marketing de software Intergraph France, pasó a llamarse Antoine en el entorno laboral. Pese a comenzar como ingeniero comercial e ir ascendiendo con el paso de los años, siempre le llamaron por un nombre que no era el suyo. Así fue hasta el día de su despedida en el trabajo, allá por el año 2017.
Pero dos años después decidió romper su silencio. Todo el mundo en la empresa, desde recursos humanos hasta en sus correos electrónicos, e incluso en las nóminas que recibía, figuraba el nombre de Antoine. Un nombre que se vio con la obligación de usar desde el primer día en la empresa. Al parecer, según relata Le Figaro, fue el director de la compañía quien le sugirió que usara un nombre más universal. Desde su primer día hasta el último.
Algo que va en contra de lo que dice el Derecho, pues “el nombre de pila forma parte del estado civil y constituye un atributo fundamental de la identidad”, recuerda el abogado Henri Guyot, abogado de ærige Avocats. Según Guyot, el hecho de usar otro nombre en un contexto profesional es algo que se puede hacer, pero siempre que parte de la iniciativa del propio trabajador. En caso contrario, puede suponer una discriminación.
Así, el empleado no tenía por qué demostrar que había sido víctima de una discriminación, sino que únicamente debía aportar pruebas que sugieran un trato desfavorable. Por tanto, correspondía al empleador demostrar que sus decisiones estaban basadas en criterios objetivos y no discriminatorios. Algo que no pudo hacer, pues no aportó prueba alguna de que Mohamed hubiera elegido llamarse Antoine. Ni documentos, ni testimonios.
Sí lo hizo, por su parte, Mohamed, al aportar las 243 nóminas que mencionaban el nombre que le impusieron en la empresa, declaraciones de algunos compañeros y los documentos de finalización del contrato. Igualmente, sus documentos personales, en los que ponía que su nombre verdadero era Mohamed, y no Antoine.
Indemnización de 30.000 euros
Por tanto, el febrero de este año el Tribunal de Apelación de París falló a favor del antiguo empleado, condenando a la empresa a pagarle 20.000 euros por discriminación racial y violación de su privacidad, y 10.000 euros por acoso moral discriminatorio. “Esto envía un mensaje contundente para recordar a los empleadores que cualquier forma de discriminación es inaceptable en el mundo profesional”, recuerda Guyot.
El citado tribunal estableció una relación entre el uso de este nombre falso y el acoso moral discriminatorio, que se repitió durante dos décadas a través de varias formas, como las nóminas mensuales o las interacciones diarias. Para el abogado, no importa que hayan pasado años de estos hechos, pues “lo que importa no es el tiempo que duró la discriminación, sino el hecho de que existió”.
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