La razón oculta tras los espejos en las puertas del ascensor
Desde que se comenzaron a implementar en 1857, los espejos en ascensores se han convertido en un estándar para los millones de personas que los utilizan diariamente.

Con la estandarización del ascensor como el medio de trasporte vertical ideal, la presencia de espejos en estos se ha convertido en una norma para millones de personas. Aprovechando esos cortos viajes, muchos usuarios se acicalan y mejoran su imagen mirándose en el espejo. Sin embargo, este elemento, lejos de cumplir únicamente una función estética, esconde varias razones de peso. Entonces, ¿por qué exactamente tienen espejo los ascensores?
Si bien el ascensor moderno se creó en el año 1850 de la mano del inventor Elisha Otis, los espejos en los ascensores públicos no llegaron hasta el año 1857, cuando comenzó a popularizarse entre los fabricantes de ascensores, que decidieron incluirlo para mejorar la recepción por parte del público de este método de transporte.
A diferencia de los montacargas, que cuentan con una gran cantidad de espacio para transportar objetos pesados, los ascensores son pequeños y estrechos, con la intención de únicamente transportar personas y en grupos reducidos. Estas características hacen del ascensor un espacio asfixiante e incómodo, lo que podría reducir su uso entre las personas de forma regular.
Ante esto, los fabricantes comenzaron a incluir espejos en sus ascensores. Con la inclusión de estas tablas de cristal, la sensación de espacio y profundidad de los usuarios aumentaba mientras utilizaban el ascensor, mejorando la recepción por parte de estos, que comenzaron a sentirse más cómodos y predispuestos a utilizarlo.
Otra razón importante es la capacidad disuasoria del espejo. Orientado hacia la puerta, estos espejos crean un espacio con pocos puntos ciegos, lo que dificulta que se produzcan robos, asaltos e incluso actos de vandalismo tanto contra el propio ascensor como contra otros usuarios.
Así mismo, muchas personas con discapacidad utilizan el espejo como un punto de referencia a través del cual orientarse para poder acceder a él. Algunos usuarios en sillas de ruedas, por ejemplo, se fijan en el reflejo para saber cómo maniobrar y subirse o bajarse de la cabina de forma cómoda.
Distracción del usuario
Por último, encontramos la función más conocida: distraer al usuario. Un espejo en el ascensor permite a los distraer la mente arreglándose el pelo, haciendo fotos o incluso maquillándose. Si embargo, esta razón también puede hacer que un espejo sea retirado o directamente no incluido dentro de los ascensores, como en hospitales o centros psiquiátricos, cuyos ascensores no tienen espejo para que el paciente no vea su estado físico.
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