La isla paradisíaca en la que sólo pueden estar 400 personas: “Lo especial que es su estilo de vida”
La limitación del aforo de turistas ha mantenido el encanto natural de la isla, así como las especies marinas en sus playas y la tranquilidad en sus calles.
La isla Lord Howe, ubicada a 600 kilómetros de la costa este de Australia continental, cuenta con playas vacías y bosques frondosos para quienes puedan visitarla. A pesar de que la zona es demandada por los turistas extranjeros, la isla ha conseguido mantener su encanto natural gracias a un límite máximo de aforo en la zona.
Se trata de una medida que niega la estancia a un número superior a 400 habitantes en la isla, ya sean locales o turistas. La llegada masiva de extranjeros curiosos a las diferentes partes del mundo está provocando un cambio significativo en sus hábitats naturales y los residentes de esta isla no quisieron correr la misma suerte.
Para conseguir mantener el aforo limitado se ha imposibilitado la construcción de hoteles u hostales que permitan sobrepasar el número máximo de habitantes. De esta manera, al no haber camas suficientes, no puede haber más de 400 personas en toda la isla. Lisa Makiiti, isleña y dueña del alojamiento boutique Bowker Beach House, explica que la ausencia de una masificación turística en la zona permite vivir experiencias únicas, según informa la CNN.
Cubierta por bosque nativo
En la isla Lord Howe es frecuente escuchar los sonidos provenientes de las aves que surcan sus montañas y las olas rompiendo sus playas. Deam Hiscox, director de Lord Howe Environmental Tours, ha confesado que esta medida de aforo limitado en la isla muestra un “deseo común de asegurar que la naturaleza sea la protagonista”.
Según el directo, más del 85% de la isla cuenta aún con bosque nativo, del cual el 70% se encuentra en una Reserva de Parque Permantente, prohibiendo todo tipo de desarrollo en él. Sin la expansión de hoteles ni pisos, la zona residencial solo cubre el 15% de la isla.
Desde 1982, la isla pertenece al Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y viajar no es muy sencillo. Según Makiiti, su alojamiento tiene reservas hasta bien entrado 2026. En temporada alta de verano, con el aforo limitado en la isla, un alojamiento puede costar entre 170 y 2.500 euros, aproximadamente, por noche.
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El desarrollo urbanístico es un concepto que los isleño no desean practicar. Muchos de ellos descienden de los colonos originales que llegaron a la isla en el siglo XIX y llevan varias generaciones heredando los hogares de sus antepasados. “Las familias que han estado aquí durante esas cinco, seis o siete generaciones siempre han reconocido lo especial que es su estilo de vida aquí”, explica Hutton, naturalista y fotógrafo residente en la isla desde 1980.
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