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Esta es la razón por la que debes cortar la esquina de los estropajos de la cocina: es tan práctico que nadie piensa en ello

Un sencillo corte en la esponja puede optimizar su uso, reducir bacterias y prolongar su vida útil, mejorando la higiene y sostenibilidad en la cocina.

Close up shot of an unrecognisable man cleaning kitchen counter with sponge
PekicGetty Images

Mantener la higiene en la cocina es una tarea que va más allá de fregar los platos o limpiar las encimeras. Las herramientas que utilizamos diariamente, como las esponjas para lavar platos, pueden convertirse en enemigos ocultos de la limpieza si no se usan correctamente. Un pequeño pero ingenioso cambio en su uso podría marcar la diferencia. Hablamos de cortar una esquina del estropajo, una técnica que, aunque a simple vista pueda parecer irrelevante, está ganando adeptos por su practicidad y por los beneficios que aporta tanto a la higiene como a la sostenibilidad.

Las esponjas son un aliado esencial en cualquier cocina, pero también un foco de acumulación de bacterias y microbios. De hecho, estudios recientes demuestran que pueden albergar hasta 54 millones de colonias bacterianas por centímetro cúbico tras una semana de uso. Ante este panorama, es crucial adoptar métodos que prolonguen su vida útil y reduzcan riesgos sanitarios.

¿Por qué cortar la esquina de la esponja?

Cortar la esquina del estropajo es una solución económica y práctica que ofrece varias ventajas clave. Este simple cambio permite diferenciar visualmente las esponjas nuevas de las usadas, evitando la contaminación cruzada entre áreas limpias y sucias. Además, facilita el uso escalonado de la misma esponja, reservándola para tareas menos exigentes cuando ya no es apta para la limpieza de platos. Este pequeño gesto también promueve una mayor conciencia higiénica al mantener un control más estricto sobre el tiempo de uso y la función asignada a cada estropajo, al tiempo que optimiza su utilidad antes de desecharla, reduciendo así el impacto ambiental.

Esta técnica también resulta especialmente útil para organizar las tareas en la cocina y asegurar que cada herramienta se utilice adecuadamente. Al asignar diferentes cortes a las esponjas según su estado, se fomenta un uso más racional y eficiente, ayudando a prevenir la propagación de bacterias y prolongando su vida útil de forma significativa.

Cómo aplicar el método de corte

Para implementar esta técnica de manera efectiva, es importante seguir un orden lógico. Al abrir un nuevo paquete de esponjas, se puede cortar inmediatamente una esquina pequeña para identificar su estado inicial. A medida que la esponja comienza a desgastarse, se puede recortar una nueva esquina y asignarla a tareas más exigentes, como la limpieza de ollas o superficies exteriores.

En su última fase de vida, un último corte la destinará a trabajos pesados, como la limpieza de basureros o zonas especialmente sucias. Aunque esta técnica es eficiente, es fundamental recordar que las esponjas deben reemplazarse regularmente, idealmente cada semana con un uso diario.

Alternativas sostenibles

Si bien esta técnica mejora la higiene y optimiza el uso de las esponjas tradicionales, también es importante considerar alternativas sostenibles que minimicen el impacto ambiental. Las esponjas de celulosa, biodegradables y altamente absorbentes, tienen una vida útil más larga que las sintéticas. Las esponjas vegetales, fabricadas con materiales naturales, también ofrecen durabilidad y un menor impacto ambiental.

Por su parte, los paños de fibra de bambú, que son antibacterianos y lavables, representan una opción sostenible y eficaz que puede durar varios meses. Estas alternativas no solo contribuyen a la reducción de residuos, sino que también aseguran mejores resultados en la limpieza del hogar.

Consejos adicionales para una cocina más higiénica

Además del corte de esquinas, existen otros hábitos esenciales para garantizar una cocina limpia y saludable. Lavar y desinfectar encimeras y utensilios después de cada uso es fundamental, así como separar las tablas de cortar para alimentos crudos y cocidos.

Lavarse las manos antes y después de cocinar es una práctica que no debe descuidarse, al igual que el almacenamiento adecuado de esponjas y paños en lugares secos para evitar la proliferación de bacterias. Estas medidas, combinadas con la técnica del corte de esquinas, refuerzan significativamente la higiene de la cocina y contribuyen a un entorno más saludable.

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