El idílico pueblo europeo que atrae millones de turistas y ahora cobra por entrar: “No saben que aquí vive gente”
Todos los visitantes residentes fuera de la zona turística deberán pagar un suplemento extra para visitar los lugares más solicitados por los extranjeros.
Zaanse Schans, un pueblo holandés famoso por sus molinos de viento, es víctima de la masificación turística. En el año pasado se registraron un total de 2,6 millones de personas que visitaron la zona. Según el ayuntamiento del pueblo, Zaanse Schans es un lugar muy pequeño con apenas 100 habitantes.
La llegada constante de turistas imposibilita realizar actividades cotidianas a sus vecinos. Según informó el ayuntamiento a la BBC, algunos turistas no saben que allí sigue viviendo gente y se meten en sus jardines para hacerse fotos o incluso mear, utilizan palos selfis para ver el interior de las casas o llaman a las puertas.
Ante esta situación, el ayuntamiento ha aprobado un pago obligatorio de 17,50 euros para aquellas personas residentes fuera del pueblo que quieran entrar al interior de los molinos y visitar el museo. Se trata de una medida que pretende reducir la masificación turística en la zona.
Un cuadro secreto de Monet
Marieke Verwij, directora del museo del pueblo, entiende los motivos que hay detrás del pago extra a turistas. “¡Simplemente no tenemos espacio para tanta gente!“, confiesa ella. Los molinos son un gran atractivo turístico para quienes visitan Países Bajos y los de Zaanse Schans son algunos de los más demandados por los extranjeros.
Verwij explica al medio cómo en su día a día se encuentra con largas colas sobre un puente lleno de turistas que esperan hacerse una foto o cómo esperan a que sople el viento para ver girar las aspas de los molinos. Si bien ella ve el encanto que ofrece el paisaje del pueblo, encuentra excesiva la cantidad de gente que va a visitarlo.
Por el pago de los 17,50 euros, los turistas podrán visitar tanto el museo como el interior de los molinos de viento. Estos últimos contienen una pintura donde el impresionista francés, Claude Monet, quiso reflejarlos en su visita en 1871.
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Se estima que, con tan solo el pago de la mitad de los turistas que visitan el pueblo al año, el ayuntamiento reciba unos ingresos anuales de unos 24,5 millones de euros. Según explicó la institución, el dinero iría destinado a la restauración de los molinos y en nuevas infraestructuras, como baños nuevos.
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